Para el Partido Popular la cita del próximo domingo al fin llega; y lo hace después de preparar con ahínco y con una oposición férrea estos cuatro años en los que ha estado en la bancada de enfrente. Entre ceja y ceja el PP quiere desquitarse tras ganar en las anteriores elecciones pero no serle suficiente para continuar al frente de Peral. Los populares han montado en torno al equipo de Gobierno una resistencia combativa día tras día.
Pasar del Gobierno a la fría oposición ha obligado a sacar toda la artillería pesada de los populares para hacerle frente y recuperarla en esta nueva ocasión que se presenta.
Por El Puerto pasó Rajoy, Juanma Moreno -abrió aquí la campaña que lo llevaría a San Telmo-, Casado, Ana Pastor, Teófila... Un sin fin de personalidades para arropar en torno a la figura de Germán Beardo, que ha preferido hacer la tarea para no caer en pecados pasados, tal y como le ocurrió a la templada campaña de Candón, remangarse y darlo todo desde hace más de un año cuando se entró en modo elecciones.
El 26-M no ha sido el objetivo, ha sido casi la obsesión de los populares. No ha habido barrio, urbanización, asociación, Hermandad o grupo en el que no se ha dejado ver y oír para dar sus “soluciones” para todos los males con los que ha combatido anteriormente al “tripartito perdedor” o posteriormente al alcalde socialista.
La campaña, en la que ha tenido un peso importante sus vídeos en redes sociales, incluso tiene una banda sonora con la que se ha acompañado la intensa campaña electoral con la que se ha inmiscuido y dejado la piel.
La apuesta es máxima, las expectativas están sujetas a una victoria que les hagan entrar con fuerza en el Consistorio; todo lo contrario sería un fracaso de consecuencias inimaginables.
Beardo ha tenido que recomponer un grupo con muchas caras nuevas ante la nueva etapa que se reabre dentro del partido. Debe despejar dudas abiertas dentro y fuera.
Sus promesas y las cuestiones abordadas en el día a día lo hacen al menos conocedor de las necesidades que la ciudad acucia. La ilusión, la fuerza y el deber deben hacer el resto.