El juego de escoba y fregona para la niña y para el niño los coches. Los estereotipos nos acompañan desde que nacemos, llegando a dividir socialmente los trabajos entre ellas y ellos. Una separación que fomenta la creación de estereotipos, dando lugar a la discriminación laboral por el mero hecho de ser mujer e, incluso, llegando a las formas más violentas del machismo.
“Ninguna mujer es culpable del acoso sexual, de las agresiones sexuales, del bullying laboral por el mero hecho de ser mujer”La Asociación Arrabal-AID de Málaga reunió a un grupo de más de una decena de mujeres que compartieron sus experiencias profesionales en distintos sectores masculinizados con 90 jóvenes de entre 16 y 29 años. El objetivo es, a través del evento ‘Live Library’, fomentar el diálogo y contribuir a romper los estereotipos, así como las distintas formas de discriminación que siguen padeciendo, han informado desde la organización.
Las experiencias son diferentes, pero todas coinciden en querer transmitir un mensaje positivo y en que se valore su trabajo como persona, no como mujer.
“Es cierto que hay una falta de confianza hacia la mujer en el mundo de la informática”, ha lamentado Roberta Albertazzi, experta en proyectos digitales, indicando que “es por una escasez de representatividad en el sector”. Así, ha lanzado un mensaje “esperanzador”, para que las jóvenes no se “frenen por el género”, ha dicho, asegurando que “si tú haces tu trabajo y lo haces bien, da igual que seas hombre o mujer”.
María García, bombera del Consorcio Provincial de Málaga desde hace 13 años, ha ratificado que “al principio sí tienes que demostrar que puedes hacer el trabajo”. Para María tomar la decisión de entrar en la profesión le resultó un “poquito difícil de tomar”, ha incidido, porque hay “hándicaps culturales y de muchos tipos por los que a una mujer le cuesta tomar esa decisión en un momento dado, pero una vez conseguido te alegras un montón y ves que claro que es posible”.
“España no tiene una mentalidad muy abierta, feministas y avocada al empoderamiento femenino todavía, pero poco a poco se van rompiendo esquemas”, ha matizado.
Marina Gallardo, entrenadora de un equipo femenino infantil (niñas de 12 y 13 años), ha criticado que se “sorprendan por que el equipo funciona bien, por ser mujer se asombran”, añadiendo que “así se van dando cuenta que la mujer dentro del fútbol sabe trabajar igual o mejor que un hombre”.
Otro muro que saltar son los padres, “he notado un poco el recelo”, ha reconocido, subrayando que “estamos en una liga masculina y es verdad que a algunos padres, incluso madres, no les gusta que las niñas les ganen a sus hijos”. “Es un mal ejemplo que se le está dando a ese niño o una frustración que se le da a esa niña, el ver en la grada a esos adultos”, ha reivindicado.
“Yo les digo que el futuro está en ellos, que ellos son los que tienen que cambiar esto”, ha asegurado, explicando que cuando empezó hizo las prácticas en un equipo masculino y que sentía “el respeto y admiración de los niños, te ven como una entrenadora”. “El problema son los adultos”, ha justificado, afirmando que “las generaciones que vengan nuevas tienen que saber que en este mundo cualquier mujer u hombre está preparado para lo que sea”.
Ana María Núñez lleva cuatro años conduciendo un tráiler frigorífico en rutas internacionales. “Es un mundo muy masculinizado por los horarios, disponibilidad, la mujer suele estar más sujeta a la casa y muchas mujeres no se atreven o no pueden dedicarse a esta profesión”, ha alegado. Una situación que a ella no le afecta, ya que no tiene hijos, pero sí tiene compañeras que deben conciliar la vida laboral con la maternidad: “Lo que hacen es hacer una ruta fija, tienen un horario fijo y los hijos los dejas a lo mejor con familiares”.
Así, ha expuesto que la discriminación que ha vivido en su caso ha sido “positiva, a la hora de descargar; porque llego a un almacén y cuando ven a una mujer, soy una mujer entre muchos hombres, me suelen atender y descargar antes”, reivindicando que muchas veces se pregunta: "¿Esto por qué?, porque soy mujer”.
Por el contrario, Isa Sánchez, guionista de cine y televisión en series como Malaka y el Ministerio del Tiempo, ha señalado que su sensación “no es que me ha costado mucho más por ser chica”. “Hay cierta tendencia a agruparse con tus amigos y las redes que se tejen entre los hombres son mucho más fluidas y más frecuentes”, ha desvelado, concluyendo con que “hay bastantes chicas en guion, hay otras profesiones técnicas en la que sí se nota más esta diferencia”.
Zaida Cantera: “Mi caso es un caso más dentro de la sociedad española”
Zaida Cantera, exmilitar que sufrió acoso sexual por parte del coronel Isidro de Lezcano-Mújica, ahora quiere transmitir sus “experiencias y que esto no debe frenar a ninguna mujer para entrar en las Fuerzas Armadas”.
“Determinó que por el hecho de ser mujer tenía que hacerme la vida imposible y al final acabé fuera de las Fuerzas Armadas debido a una baja”, ha recordado.
Por ello, ahora ha instado a las mujeres a “no callarnos o autosilenciarnos, que el culpable no somos nosotras, hay que señalarles a ellos. Ninguna mujer es culpable del acoso sexual, de las agresiones sexuales, del bullying laboral por el mero hecho de ser mujer”.
Asimismo, ha hecho hincapié en que su caso “es un caso más dentro de la sociedad española, no es un caso aislado”.
“Hay más casos que hay que afrontarlos y hay casos que ni siquiera conocemos, porque son casos silenciados, casos autosilenciados muchas veces por las víctimas", ha dicho, añadiendo que “es lo mismo que ocurre en el ámbito civil y, por tanto, como sociedad y como Fuerzas Armadas hay que hacer frente a esos casos”, ha concluido.
Lezcano-Mújica salió de prisión en libertad condicional en febrero de 2015, tras cumplir 23 de los 34 meses de condena, ya que fue condenado a dos años y 10 meses por abuso de autoridad y trato degradante a un inferior por acosar sexualmente a la comandante. Al haber sido su pena inferior a tres años de cárcel, el coronel no fue expulsado del Ejército.