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Los guerreros almogávares de Berrocal toman el Museo de Málaga

Cultura anuncia que la sala de exposiciones temporales abrirá en la primavera de 2020 y se dedicará al desaparecido Eugenio Chicano

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  • La viuda de Berrocal en la inauguración. -

Los guerreros almogávares que el escultor Miguel Ortiz Berrocal (1933-2006) creó a partir de los yunques que encontró en las Ardenas belgas toman desde este miércoles el Palacio de la Aduana, sede del Museo de Málaga, con una exposición que permanecerá instalada hasta mayo de 2020.

"Un amigo belga que era paisajista le contó a Miguel que en las Ardenas había unas viejas forjas industriales que estaban desguazando y que él había comprado una serie de yunques", explica a Efe Cristina de Braganza, viuda del artista y presidenta de la Fundación Escultor Berrocal para las Artes.

Ambos viajaron en 1975 "a la foresta de las Ardenas, en los mismos lugares donde había sido la batalla" de la Segunda Guerra Mundial, "y en un bosque perdido había inmensos talleres llenos de objetos que a Berrocal le recordaban sus primeras obras".

"Él siempre buscaba estos objetos encontrados y los completaba con unos pocos elementos, y estas obras de los años 80 eran una revisitación de su trabajo de los años 50", ha añadido De Braganza.

Primero hizo "una maqueta pequeñita", pero el escultor no sabía cómo continuar y entonces "recordó el grito de guerra de los almogávares, 'Desperta ferro', que había estudiado de niño, y quiso despertar el hierro añadiéndole algunos elementos".

El propio Berrocal explica en un extracto inédito del manuscrito de sus memorias, escritas entre 2005 y 2006, que esos yunques originales de hierro macizo que constituyen el corazón de los torsos que se exponen pesaban "entre trescientos y cuatrocientos kilos cada uno".

"Los almogávares eran guerreros aragoneses, catalanes y baleares que, cuando las fronteras de la reconquista de España se fueron desplazando hacia el sur, siendo gente de armas, inquietos y peligrosos, fueron enviados a Constantinopla por el rey de Aragón para contrarrestar la llegada de los turcos y consiguieron retrasar doscientos años la conquista de esta ciudad", escribió Berrocal.

Añadía el escultor que "entre 1302 y 1311 se apoderaron de casi toda Grecia, fundando condados y ducados propios", y que proferían su "Desperta ferro" mientras "golpeaban sus espadas en las piedras para despertar el hierro haciendo chispas, y así infundir terror en sus enemigos".

En el Palacio de la Aduana se muestran diez torsos de bronce fundido, desmontables en 125 elementos, pero Cristina de Braganza advierte a Efe de que "esta aventura no se para aquí, porque hay otros diez yunques en los que Berrocal estaba trabajando cuando falleció, y que eran mujeres recostadas".

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