Silvia Guiral es una de los seis médicos jubilados que se han incorporado de forma voluntaria al trabajo contra el coronavirus en la Comunitat Valenciana. Con experiencia -de campo- en anteriores epidemias, como la del ébola en Guinea-Conakri en 2015, ahora analiza al detalle la evolución de la COVID-19 y, con cautela, se muestra optimista respecto a la evolución de esta crisis.
Aquellos días en los que el coronavirus desbordaba los hospitales y se vislumbraba lejos el pico -o la meseta- de la curva de contagios, las autoridades sanitarias hicieron un llamamiento a los médicos jubilados que quisiesen, de forma voluntaria, sumarse al esfuerzo.
En la Comunitat Valenciana han sido 105 los facultativos y 54 los enfermeros inscritos en estas listas, todos ellos jubilados menores de 70 años, aunque finalmente y para evitar la exposición de un colectivo de riesgo, sólo se ha concretado la incorporación de seis personas: un médico internista y cinco especialistas en salud pública y epidemiología.
En una entrevista con la Agencia EFE, una de estas epidemiólogas, Silvia Guiral, de 66 años -lleva un año y medio jubilada-, explica que ha regresado al mismo lugar de trabajo, el servicio central de vigilancia epidemiológica, en el que ha permanecido los últimos 30 años ante la "avalancha de trabajo" al que se enfrentaban sus compañeros.
Desde el departamento de Salud Pública de la Generalitat, ella y otros profesionales (otros dos jubilados, como ella) analizan al detalle la información que llega de los departamentos de salud, especialmente las de las residencias de mayores, para informar posteriormente a la Conselleria y al Ministerio de Sanidad.
EXPERIENCIA CON LA CRISIS DEL ÉBOLA
"Siempre he trabajado con epidemias, es en lo que llevamos años especializándonos", detalla esta epidemióloga, que en 2015 formó parte del dispositivo -también integrado por voluntarios- que la OMS envió a Guinea-Conakri para combatir un brote de ébola.
"En aquella ocasión sí que estuvimos a pie de calle, controlando a los familiares y personas cercanas a los contagiados y haciendo un seguimiento sobre su estado de salud durante 21 días".
"No sentí miedo entonces ni tampoco ahora. Somos conscientes de que adoptando las medidas de precaución que tanto se repiten estos días, la distancia, el lavado de manos…, realmente no tienes por qué contagiarte. Nos lo creemos, somos profesionales de esto y sabemos que así se puede controlar la situación. Pero hay que hacer las cosas bien. Yo creo que ningún sanitario piensa que se va a contagiar, trabajamos convencidos de lo que hacemos", insiste.
UNA FAMILIA DE VOLUNTARIOS
El ofrecimiento de Silvia Guiral también es el de su marido, epidemiólogo y médico de urgencias, inscrito como voluntario en esta última especialidad, aunque por el momento no ha sido necesaria su incorporación.
"Parece que por el momento no es necesaria la gente mayor en primera línea y sigue en casa. Ambos somos conscientes de que con nuestra edad debemos tener especial precaución, y así lo hacemos con la ropa, los zapatos, el volante del coche...", explica.
"Lo que peor llevo es no poder ver a mis nietos, uno de dos años y una de once meses que además vive en Zurich (Suiza). Eso es lo más complicado para nosotros, la distancia con la familia y el no saber cuándo podremos vernos, pero bueno, todo el mundo está igual", apunta resignada.
OPTIMISMO
Cuando se le pregunta por el desarrollo de esta pandemia, Silvia advierte de que todavía es pronto, pero lanza una mensaje optimista: "Estamos viendo que, a pesar de los problemas con los datos, está bajando mucho la incidencia de la enfermedad".
"En epidemias siempre trabajamos con tendencias, y se observa que el confinamiento está siendo útil para cortar la transmisión. Esto va a ser lento, porque mientras quede algún foco de transmisión siempre habrá riesgos, pero realmente tendremos más datos cuando sepamos qué cantidad de la población está inmunizada".
Guiral se refiere al estudio seroepidemiológico que se planea desarrollar en toda España y que pretende conocer qué porcentaje de la población ha desarrollado anticuerpos frente a la COVID-19 y de qué tipo.
"Si tenemos un elevado porcentaje de población que ha desarrollado esos anticuerpos, aunque no haya tenido síntomas, eso querrá decir que el riesgo de transmisión será bajo, pero todavía no disponemos de esa información y tenemos que tomar todas las precauciones".
"Tampoco sabemos -advierte- cómo se comporta este virus. Es pronto. Apenas han pasado unos meses desde el primer brote de China y creo que, por lo menos, debemos esperar un año para saber algo más. Hay diferentes tipos de anticuerpos que responden a cada fase de la enfermedad, pero tampoco sabemos el tiempo que permanecen en la sangre y si mantenemos la inmunidad".
"A veces se nos dice -al personal sanitario- que improvisamos demasiado. ¡Claro que se improvisa, todos los días! Pero siempre en función de los datos que tenemos, de las pistas que vamos encontrando", admite.
"Además, tenemos otro riesgo a considerar, y es que, como pase con la gripe, los virus mutan y se transforman. De hecho, la vacuna anual de la gripe contiene tres o cuatro cepas diferentes. Los especialistas siguen estudiando el coronavirus a nivel molecular y son ellos los que tienen que avanzar en este sentido, pero tengo la sensación de que vamos bien y de que al menos estamos controlando la transmisión", concluye.
España
Del ébola al coronavirus, médicos que hacen valer su experiencia
Silvia Guiral es una de los seis médicos jubilados que se han incorporado de forma voluntaria al trabajo contra el coronavirus
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