Un torbellino frente al viento parisiense. Eso fue el español Rafael Nadal que logró este domingo el pase a cuartos de final de Roland Garros por decimocuarta vez en su carrera, tras derrotar al estadounidense Sebastian Korda, 213 del mundo, procedente de la fase previa, por 6-1, 6-1 y 6-2.
En un partido que duró 1 hora y 55 minutos, no tuvo piedad del estadounidense Korda, hijo del finalista de Roland Garros de 1992 y ganador seis años más tarde del Abierto de Australia, que en los días previos había asegurado que admiraba tanto a Nadal que bautizó a su gato como "Rafa".
"Ha sido un buen partido contra un jugador muy difícil, es un gran jugador con mucho futuro. Las condiciones era muy difíciles con tanto viento, pero estoy muy contento de estar de nuevo en cuartos de final", dijo el español en la pista.
El número 2 del mundo, que solo ha perdido dos duelos sobre la tierra batida de París, se mostró contundente en una jornada más soleada en la capital francesa, pero con frío y mucho viento, que molestó a los dos jugadores.
Mientras el termómetro no superaba los 13 grados, el viento racheado reducía la sensación térmica.
En busca de su decimotercer título en Roland Garros, su vigésimo Grand Slam, que le igualaría con el suizo Roger Federer, Nadal está mostrando un nivel muy elevado, en el primer año que llegaba a París sin haber ganado previamente ningún título en la gira sobre tierra.
El español jugará sus 42 cuartos de final de un Grand Slam, con lo que supera al estadounidense Jummy Connors y está a cinco del serbio Novak Djokovic y a 15 de Federer.
Por ahora, Nadal no ha cruzado su raqueta con ningún rival que permita medir su auténtico estado. En cuatro partidos, ha perdido solo 23 juegos.
Tampoco servirá como test su victoria número 97 en la tierra batida parisiense, porque el joven Korda, de 20 años, evidenció estar muy tierno para un partido de esa exigencia y bregó peor que el español contra el viento que en varias fases del partido arremolinó el polvo de ladrillo de la pista.
No llegó a ser tan intenso como el que hubo en la semifinal del año pasado contra Federer, pero por momentos obligó a los tenistas a volver la cara para impedir que sus ojos se llenaran de arena.
También en esas condiciones, Nadal reinó sobre la arcilla, muy seguro con su juego, adaptándose a las condiciones adversas como viene haciendo en este Roland Garros nublado, desplazado al otoño por la pandemia de coronavirus.
La apisonadora española no dio respiro al joven estadounidense, que pareció vivir un tormento, entre los rasguños de Rafa y el viento, lejos del idilio que había soñado contra su héroe.
Korda cometió 48 errores y solo en el inicio del tercer set Nadal bajó el pistón y dejó escapar uno de sus servicios, el segundo que pierde en lo que va de torneo. El 2-0 a favor no fue más que un espejismo, porque el estadounidense ya no ganó más juegos.
Nadal se medirá por un puesto en la semifinal contra el ganador del duelo entre el alemán Alexander Zverev, sexto favorito, y el sorprendente italiano Jannik Sinner, el más joven del cuadro, que a sus 19 años busca convertirse en el cuartofinalista más joven de Roland Garros desde el Nadal de 2005.