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Provincia de Cádiz

Rabia, ira, impotencia, tristeza: el Covid-19 pasa factura a la salud mental

El 36,5% de los gaditanos presenta síntomas relacionados con la depresión. Los expertos advierten especialmente de de las consecuencias en los ‘centennials’.

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  • El confinamiento y la segunda ola de coronavirus afecta ya a la salud mental de los gaditanos. -

La irrupción del Covid-19 ha puesto nuestras vidas patas arriba. La amenaza constante de enfermar y el goteo incesante de fallecidos a causa de la infección; el confinamiento, entre marzo y junio, el distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarilla desde el inicio de la desescalada y, al menos, durante todo 2021; teletrabajar con toda la familia en casa; o el barrunto de una crisis económica sin parangón están pasando factura.

Los especialistas coinciden en que la tercera ola de la pandemia será mental y advierten de que ya se sufre. El decaimiento, el nerviosismo, la angustia, el desinterés por hacer cosas, son sentimientos frecuentes desde el inicio de la pandemia pero se han agravado, tanto que el 36,5% de los gaditanos presenta ya síntomas relacionados con la depresión graves o moderadamente graves por el coronavirus, según el estudio elaborado por Área Sur, dentro de la red de centros comerciales de Sonae Sierra en España, junto con el Consejo General de la Psicología de España (COP). En el marco de la campaña “Mente en Equilibrio”, los promotores han editado una guía para ayudar a detectar las dificultades que se pueden encontrar y disponer de recursos para manejarlas porque emociones como rabia, tristeza o impotencia, entre otras muchas, pueden ser molestas o, incluso, incapacitantes, y pueden asustar a quienes las experimentan”, apunta el presidente del COP, Francisco Santolaya, en un comunicado.

Pero la pandemia va a dejar huella, no cabe duda, especialmente en los centennials. María Guerrero, psicóloga experta en familia y tecnología de Qustodio, afirma que, tres de cada diez menores de 15 años han padecido falta de concentración y mal humor o agresividad desde marzo y, en menor proporción, alteraciones del sueño, depresión, pérdida o aumento de peso y menor autoestima.

“La crisis sanitaria interfiere en las relaciones sociales y en la educación de los más jóvenes, dos de las áreas más afectadas por las restricciones”, explica. Nativos digitales, los miembros de la también denominada generazión Z “se sienten cómodos con las nuevas tecnologías, pero ha habido un boom”, cuyas consecuencias son preocupantes porque el aislamiento es doble: por las limitaciones de movilidad y por las horas con sus dispositivos entre las manos. De hecho, el 61% de las familias consultadas en Andalucía por la plataforma de seguridad y bienestar digital para familias reconoce que el coronavirus ha provocado que sus hijos sufran adicción a las pantallas y el 11% teme que hayan accedido a contenidos inapropiados.

“Es importante intervenir porque estos trastornos van a permanecer en el tiempo”, advierte Guerrero. “Es importante que los padres y madres lleven lo mejor que puedan esta nueva realidad porque su ejemplo es muy importante para la gestión de emociones de sus hijos”, añade.

Admite que “no es fácil teletrabajar y hacer que los menores cumplan con sus responsabilidades, pero hay que tratar sacar a los niños de la habitación”. Para romper el círculo vicioso, propone “convivir más en familia, dedicarse tiempo, disfrutar del cara a cara”,  tratar de “restablecer los hábitos anteriores al coronavirus” y controlar el acceso y el uso a las nuevas tecnologías, predicar con el ejemplo, establecer rutinas de sueño  y protegerlos de las amenazas del mundo digital. “Hay que mantener conversaciones claras con ellos y no ocultarles información” para evitar que se conviertan en una generación vulnerable.

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