Los servicios de Urgencias tanto generales como pediátricas del Hospital Virgen Macarena participarán en el estudio multicéntrico Biotrabis, impulsado por el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS), con el fin de mejorar el pronóstico del traumatismo cráneoencefálico.
El Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) ha puesto en marcha un estudio multicéntrico a nivel nacional, liderado por el jefe del Servicio de Neurología del Hospital, Joan Montaner, y coordinado por Luis Sempere, contando con la participación de los Servicios de Urgencias y Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Virgen Macarena.
Estudios previos han mostrado que existe un biomarcador plasmático, la heart fatty-acid binding protein (H-FABP), cuyos niveles en sangre se asocian con un mayor riesgo de desarrollar lesiones intracraneales en el TCE.
El proyecto contará con dos ramas, una de adultos liderada por la doctora Carmen Navarro y otra pediátrica con la doctora Paula de la Torre, como investigadoras principales, contando también con la colaboración del Servicio de Laboratorio del Hospital, con la especialista Catalina Sánchez como referente, y junto a la referente de enfermería pediátrica del proyecto Mónica Fernández-Trujillo.
En cuanto a la población pediátrica, se trata de un estudio pionero en la investigación a este respecto, que permitirá mejorar el conocimiento y manejo de esta patología tan frecuente, en las urgencias tanto de adultos como pediátricas, en nuestro medio, así como mejorar el pronóstico de los pacientes en el futuro. A nivel técnico, existe la posibilidad de determinar los niveles de este biomarcador mediante un dispositivo POCT, que permite a los especialistas tener el resultado en unos pocos minutos sin necesidad de enviar muestras al laboratorio. Esto supone la posibilidad de su uso a nivel pre-hospitalario o en el propio Servicio de Urgencias, con lo que podrían evitarse traslados y pruebas complementarias innecesarias y potencialmente perjudiciales como el TAC craneal, especialmente en este grupo de población tan vulnerable a la irradiación.
“De este modo, explica la jefa del Servicio de Pediatría, doctora Elena Pérez, se podría actuar más precozmente en pacientes con alto riesgo de desarrollar lesiones intracraneales por un lado y, por otra parte, disminuir tiempos innecesarios de estancia en Observación, en aquellos que inicialmente tendrían buen pronóstico por ausencia de daño cerebral. Además, en casos con neuroimagen patológica, la determinación seriada de H-FABP podría ser útil para predecir la evolución de dichas lesiones”.
Con todo ello, se puede afirmar que el desarrollo del mencionado estudio podría cambiar el futuro del manejo del TCE, tanto en pacientes adultos como pediátricos, iniciándose con él un amplio camino de investigación con muchas etapas por delante, dirigido a mejorar el tratamiento a nuestros pacientes.