El Puerto de Santa María, viernes 6 de agosto del 2021, con una gran entrada, cumpliéndose las medidas sanitarias impuestas por las autoridades en esta época de pandemia, se han lidiado seis toros (el 3º como sobrero) de “Garcigrande”, de desigual presentación y juego, que han sido estoqueados por “El Juli” (Sangre de toro y oro): ovación con saludos en su lote; Daniel Luque (Albero y azabache): dos orejas y oreja; y Juan Ortega (Burdeos y azabache): saludos y dos orejas. Antes de comenzar la corrida se le hizo entrega, por parte del Excmo. Ayuntamiento y de su Peña Museo, de un recuerdo al maestro Galloso por su cincuenta aniversario de alternativa. Al comenzar el paseíllo sonó el himno de Andalucía y al romperse el mismo el de España.
Gran ambiente en la Plaza Real en el segundo de los festejos programados por la Empresa “Circuitos Taurinos” para esta temporada. La tarde de hoy ha sido la antesala de la encerrona que mañana llevará a cabo, en esta misma Plaza, Morante de la Puebla, con astados de Prieto de la Cal, y en la que está colgado en taquillas el cartel de “No Hay Billetes”.
-“El Juli”: El maestro madrileño no ha conseguido de nuevo triunfar en El Puerto con una de sus ganaderías preferidas.
Lo más destacado en su primero con el capote fue el quite por verónicas, con las manos muy bajas y rematadas con media belmontina, que interpretó tras la salida del toro del caballo. La faena de muleta fue un compendio de maestría ya que si bien el toro atendía a los toques, tenía poco celo y estaba en el límite de “rajarse”. “Juli” fue templando sus muletazos con la virtud de dejar puesta siempre la muleta en la cara del cornúpeta. Tras un pinchazo que le privó de “tocar pelo” consiguió una estocada y fue ovacionado.
El segundo de su lote fue el peor de la tarde, un toro “esaborío” que no se entregó ni con la capa ni con la pañosa. No obstante el de Velilla de San Antonio estuvo muy profesional aguantando intimidatorias miradas y sacándole lo poquísimo que tenía. Tanto es así que el toro al verse podido se rajó. Tras una estocada, muy caída, fue ovacionado.
-Daniel Luque: Como sublime se puede considerar la tarde que hoy el de Gerena ha tenido en la Plaza Real. Luque es uno de los pocos toreros que la pandemia ha favorecido, ya que su preparación en el campo ha sido muy intensa y eso se demuestra en la soltura y poder que tiene en la cara de los toros. Atrás quedó ese torero de “faenas tristes”, convertido ahora en un torero de “faenas grandes”.
A su primero lo lanceó primorosamente por verónicas, rematadas con media de enjundia. La faena de muleta fue “maciza”, toreó en redondo con cadencia y al natural pulseó las embestidas con gusto, llevando la bamba de la muleta arrastrando sobre el albero. Pero aparte del buen toreo, también pisó unos terrenos muy comprometidos cuando el toro aflojó sus acometidas, dejándose llegar los pitones en varias ocasiones hasta la bragueta. Tras unas “luquesinas” cobró un espadazo y cortó las dos orejas. Cabe señalar que en la vuelta al ruedo se estrenó el pasodoble “Real Plaza de El Puerto”, compuesto por Rafael Comino con música de José Rivera.
Con el quinto de la tarde no pudo lograr lucimiento con el percal. El público intuía que poco le iba a sacar Luque a éste toro con la muleta pero no fue así. El diestro demostró el buen momento por el que está pasando y tiró de reaños para sacarle faena. Derrochó valor y firmeza ante un toro con un “peligro sordo” que estaba loco por echárselo a los lomos. Faena de poder a poder que ganó el torero. Tras una estocada cortó una oreja de peso.
-Juan Ortega: se anunciaba por primera vez el trianero en El Puerto, y su carta de presentación no ha podido ser mejor. Con unas “jechuras” envidiables y vestido primorosamente de torero artista, hoy ha demostrado por qué está catalogado como referente del toreo sevillano.
Su primer toro fue devuelto a los corrales por carecer de fuerzas. Salió el sobrero que en las embestidas de capote arreaba y parecía tener “reparada” la vista. En el segundo tercio tampoco el toro se dejó, midiendo mucho a los banderilleros. En la muleta fue un toro sin clase que aunque metía la cara en el embroque del muletazo, salía con la misma por encima del palillo. Un toro muy a contra estilo del toreo puro que Ortega atesora. Tras estoquearlo recogió una ovación.
El premio gordo a su actuación fue en el sexto de la tarde, aunque no pudo lucirse con el capote. Brindó el toro al maestro “Galloso” y comenzó una faena que hizo que las gargantas del público se rompieran en “Olés” durante toda la lidia con la pañosa. Torería, arte, parsimonia, templanza, es decir “sevillanía”, derrochó Ortega en esta faena en la que encajó los riñones y clavó los pies en el suelo. Sin duda esta “obra magna” quedará para el recuerdo de los aficionados cabales que la presenciaron. Para culminar cobró una gran estocada y le fueron concedidas las dos orejas.