Los profesionales de los hospitales de Alta Resolución de Alcaudete y Alcalá la Real, en Jaén, han realizado sendos simulacros para entrenar sus habilidades y comprobar el buen funcionamiento del procedimiento específico que coordina sus actuaciones en caso de que un paciente sufra una parada cardiorrespiratoria en cualquiera de las áreas de dichos centros. El objetivo de la actividad, que se ha iniciado en las consultas de Medicina Interna, ha sido recordar a todos los profesionales el papel que desempeñan en la reanimación de un paciente con episodios de gravedad extrema, de forma que la cadena de supervivencia funcione totalmente coordinada y en el menor plazo de tiempo posible. Por otro lado, este tipo de experiencias sirven para detectar posibles errores o ineficiencias para que puedan ser subsanados de cara a futuros episodios reales.
Este ejercicio forma parte de las acciones que se están llevando a cabo en los centros para mantener las competencias de sus profesionales en la aplicación del Protocolo de Reanimación Cardiopulmonar y Soporte Vital para todas las áreas del mismo, elaborado de acuerdo con las recomendaciones aprobadas por ‘The European Resucitation Council’.
En este sentido, cabe destacar que en ambos hospitales se realizan todos los años cursos de soporte vital básico y avanzado dirigidos a sus profesionales -tanto sanitarios como no sanitarios- con idea de capacitarlos para saber actuar ante situaciones de emergencia de estas características.
Según han indicado las facultativas participantes en el simulacro del Hospital de Alcaudete y Alcalá la Real, respectivamente, las Dras. Santoro Martínez y Rosa Jiménez, “la parada cardiorrespiratoria es una interrupción brusca, inesperada y potencialmente reversible de la circulación y respiración espontáneas. Es una situación de muerte clínica, susceptible de recuperación, si se interviene en los primeros minutos de su presentación. El tiempo es vital para conseguir la reanimación; por ello, el tratamiento no puede improvisarse ni demorarse, debiendo conocer perfectamente todos los profesionales lo que se debe y lo que no se debe hacer en cada momento”.
Cadena de supervivencia
La respuesta asistencial a una parada cardiorrespiratoria se organiza de acuerdo a un plan de acción que sigue una metodología específica y universal, con una serie de actuaciones y maniobras estandarizadas, coordinadas y de aplicación secuencial, llamadas de Reanimación Cardiopulmonar y Soporte Vital.
Éstas están encaminadas a revertir el estado de parada cardiorrespiratoria en unos plazos de tiempo prefijados. En el caso de la primera, sus actuaciones evitan la aparición de procesos celulares irreversibles, especialmente cerebrales, impidiendo la muerte o el daño neurológico irreparable. En cuanto al Soporte Vital, incluye la prevención de las situaciones críticas, el manejo de las emergencias en el escenario donde se producen y los cuidados intensivos iniciales.
Los profesionales están entrenados para actuar según unos eslabones fundamentales, que son los que constituyen la cadena de socorro o de supervivencia. Así, el primer paso una vez que se ha diagnosticado e identificado la gravedad del caso, es avisar sin demora del episodio de parada cardiorrespiratoria al equipo encargado de su reanimación. Para ello, en los centros hospitalarios existe un número de teléfono interno específico y fácil de recordar al que los profesionales, asistenciales y no asistenciales, deben llamar si presencian una parada cardiorrespiratoria, permitiendo así una atención sanitaria más rápida y eficaz. Posteriormente, y mientras este equipo llega, los profesionales sanitarios más cercanos al paciente le efectuarán una reanimación cardiopulmonar básica, consistente en un masaje cardíaco externo y la aplicación de ventilación pulmonar.
Para hacer viable la tarea de reanimación al equipo de Soporte Vital Avanzado, los hospitales disponen de dispositivos equipados con el material necesario para atender este tipo de casos, llamados carros de parada, que se encuentran ubicados en distintas áreas de los centros.
Los simulacros se han realizado con éxito según la planificación, habiendo obtenido unos tiempos de respuesta satisfactorios, e identificando algunos puntos de mejora para la implementación de este procedimiento.