Un estudio realizado por un equipo de investigación de la Universidad de Granada (UGR) ha demostrado que Los Millares, uno de los sitios arqueológicos más importantes de Europa Occidental, ubicado en Santa Fe de Mondújar (Almería), a escasos kilómetros de la costa mediterránea, fue un "gran centro innovador del megalitismo" donde por primera vez aparecieron las sepulturas tipo 'tholos', desde donde se expandieron al resto de la Península Ibérica.
El yacimiento de Los Millares es considerado como la primera ciudad de la Prehistoria en la Península Ibérica, y se estableció hace más de 5.000 años junto a los monumentos funerarios del mismo nombre, según ha trasladado el órgano académico en una nota a partir del estudio.
Los investigadores de la UGR han llevado a cabo un análisis estadístico y espacial de 193 dataciones radiocarbónicas de toda la península Ibérica, que ha permitido demostrar que uno de los principales monumentos megalíticos de la Península Ibérica y de Europa apareció por primera vez en el yacimiento de Los Millares.
Hace aproximadamente 5.200 años se produjo una innovación de enorme relevancia en el desarrollo de las sociedades prehistóricas. Se trataba de un nuevo tipo de sepultura megalítica completamente diferente a los por aquellos entonces característicos dólmenes. Ahora, las sepulturas presentaban cámaras funerarias de planta circular de entre dos y cinco metros de diámetro que en ocasiones presenta pequeños nichos laterales cuyo uso fue también funerario.
"Al interior de estas cámaras se accedía por un pasillo que aparecía compartimentado por losas de piedra perforadas para facilitar el paso. El rasgo arquitectónico más característico de estos nuevos monumentos fue la forma en que se cubrían las cámaras funerarias mediante falsas cúpulas que se conseguían mediante anillos de piedras sucesivamente más pequeños. Este tipo de monumentos, conocidos como tholoi, supusieron una nueva concepción ritual y funeraria que claramente se alejaba de los tradicionales dólmenes", ha explicado el investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y autor principal del estudio, Gonzalo Aranda Jiménez.
Los tholoi más antiguos surgen por primera vez en torno al 3200 a.C. en el sureste peninsular, en concreto en Los Millares. Desde aquí, los nuevos monumentos megalíticos se extendieron de forma progresiva en primer lugar al valle del Guadalquivir, luego al valle del Guadiana hasta alcanzar por último la península de Lisboa. Varios siglos después de las primeras construcciones, en torno al 2900 a.C., los tholoi alcanzaron su máxima expansión territorial desde el sureste hasta la península de Lisboa, desde la costa mediterránea hasta la fachada atlántica.
NUEVO MONUMENTO FUNERARIO
De esta forma, las sociedades prehistóricas del sur España y el centro y sur de Portugal introdujeron en sus formas de vida un nuevo tipo de monumento funerario que tuvo un intenso desarrollo durante varios siglos. Solo a partir del 2200 a.C. se produjo un claro abandono de las practicas funerarias que venían desarrollándose en estos monumentos, excepto en el sureste peninsular.
"De nuevo las necrópolis de estas comarcas como Los Millares, y muy especialmente El Barranquete, mantuvieron una importante actividad ritual y funeraria hasta finales del II milenio a.C. La reutilización de viejos monumentos megalíticos durante generaciones puede considerarse como una característica particular de los tholoi del sureste", apunta Margarita Sánchez Romero, otra de las autoras del trabajo.
Durante más de un milenio, los tholoi se convirtieron en los monumentos funerarios colectivos de tipo familiar donde, junto a restos humanos, se depositaron objetos finamente elaborados en materiales valiosos como oro, marfil, ámbar, piedras verdes, cristal de roca y huevos de avestruz, algunos de ellos procedentes de diferentes regiones del mediterráneo y África.
Los tholoi pueden considerarse como el tipo de monumento funerario característico de sociedades de agricultores y ganaderos que por primera vez se establecieron en poblados permanentes, desarrollaron la metalurgia del cobre y se integraron en redes de intercambio a larga distancia.
En este contexto, "Los Millares destaca por su excepcionalidad, dado que alcanzó unas dimensiones, concentración poblacional y monumentalidad completamente desconocidas, lo que ha llevado a considerarlo como la primera ciudad de la Península Ibérica. Pero la importancia de Los Millares trascendió la escala regional para convertirse en el lugar de referencia donde se desarrolló una original innovación en la arquitectura monumental megalítica y cuya influencia se extendió por otras regiones peninsulares", han apuntado los autores.