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Almería

El acusado de encubrir el crimen de Rosa Galera dice que no lo contó "por amenazas" del autor confeso

Niega haber ayuda a enterrar el cadáver y se retracta de su declaración ante la Guardia Civil y en instrucción

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El acusado de encubrir el crimen de Rosa Galera y amigo del autor confeso, Óscar P.F., ha afirmado este miércoles ante el jurado popular que este le dijo que había matado a su mujer cuando fue a recogerlo en coche a la barriada de El Puche, en la capital, a la que fue a comprar droga tras enterrar el cadáver y ha argumentado que no lo reveló a la Guardia Civil por "miedo" debido a las "amenazas" que recibió.

   F.J.R.F., quien se enfrenta a una petición de tres años de cárcel, se ha retractado de la declaración que prestó ante la Guardia Civil y en el juzgado instructor, y ha alegado para justificar su cambio de versión a "presiones" de los agentes que intervinieron en la investigación.

   Así lo ha indicado a Europa Press uno de los letrados que ejerce la acusación particular, Alfredo Najas, quien ha trasladado que, en las citados testimonios, afirmó que Óscar P.F. le dijo que había cometido el crimen a las 09,30 horas del día de los hechos y que le "ayudó a cargar" en el coche "el pico y la pala" que, a la postre, utilizó el procesado presuntamente para enterrar el cuerpo sin vida de la víctima.

   Najas ha señalado, en esta línea, que F.J.R.F. describió en la fase inicial del procedimiento que el autor confeso de la muerte de Rosa Galera "estaba muy nervioso, con los ojos muy abiertos" mientras le decía "la he cagado, de esta no voy a salir". Cabe recordar que en su declaración ante el tribunal de jurado que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, Óscar P.F., exculpó en todo momento a su amigo.

   F.J.R.F. ha negado que estuviera en el lugar donde se produjo el enterramiento del cadáver, una oquedad en la "Ramblilla de las Vacas', en el término municipal de Tabernas y unos 51 kilómetros de Fines, si bien tres de los guardias civiles que han testificado este miércoles han trasladado su convencimiento de que prestó su ayuda dado los "datos parciales que aportó en su tercera declaración y que ayudaron a localizar el cuerpo sin vida de Rosa Galera", según ha asegurado Najas, que ha remarcado lo "inhóspito y deshabitado" del paraje.

   Óscar P.F. aseguró el martes ante jurado popular que no se "reconoce" cuando piensa en el "acto cruel" que cometió y alegó estar bajo los efectos de las sustancias estupefacientes y el abuso de alcohol cuando perpetró el crimen. Los tres agentes han coincidido en que no se apreciaba "conducta anormal" en él. Sostuvo, asimismo, que el arma de fuego, "un trasto artesanal", según la describió, que portaba se disparó de forma "accidental" pero no dio respuesta al ser interpelado acerca de porqué, a continuación, la degolló con una navaja.

   "Se disparó sola la pistola. No lo sé, fue muy rápido. No entiendo porqué le di un corte en el cuello. No debía de haber pasado. Nada debía haber pasado. Estaba cegado. Llevo dos años dándole vueltas y no se porqué pasó", afirmó a preguntas del fiscal el procesado, quien a lo largo de toda la sesión se mostró visiblemente nervioso y alterado, y se encaró en varias ocasiones con las acusaciones y con la presidenta del tribunal, la magistrada Lourdes Molina, quien, en hasta cuatro ocasiones, le ha advertido con expulsarle de la sala.

   Óscar P.F. se mostró reacio en un principio a detallar lo que paso en la mañana del 31 de mayo de 2011 y remitió a su declaración ante el juzgado instructor alegando no recordar. "Cuando vi que era verdad la desgracia, que no era una pesadilla --cuatro días después del crimen--, colaboré con la Guardia Civil y dije donde estaba el cuerpo para que descansara en paz", trasladó a preguntas de su defensa.

"ESTADO PASIONAL"

   En su interrogatorio el acusado dejó entrever la línea principal de su defensa, que alega, según indicó su letrado en su alegato inicial al jurado popular, que actuó bajo "un estado pasional, que le llevó a cometer una locura, sobrepasado por las circunstancias de que ella se negara a hablar y a reanudar la relación" y sostiene que, en el momento de cometer el crimen, "estuvo ausente de sus facultades por el consumo de alcohol y estupefacientes", por lo que, a su juicio, no sería responsable penalmente de sus actos.

   El escrito de acusación fiscal recoge que Óscar P.F., quien llevaba varios meses "separado de hecho" de la víctima, preparó a primera hora de la mañana del 30 de mayo de 2011 el asesinato y que, con la "clara finalidad de acabar con su vida", tomó una pistola de fabricación artesanal, que cargó con dos proyectiles de 12 milímetros, y una navaja.

   A continuación, salió a la calle y abordó a Rosa Galera cuando circulaba en su turismo por el Polígono Industrial de Fines. Ella detuvo la marcha y, "confiada en el recto proceder" de su marido, permitió que entrase en el coche y se sentase en el asiento del copiloto. Tras esto, reanudaron la marcha hasta que él le mandó parar recorridos unos cuantos metros.

   Según el Ministerio Público, una vez estacionado el vehículo, el procesado "puso en ejecución sus designios criminales" y "de forma sorpresiva e inesperada para la víctima, que nada pudo hacer por defenderse", le disparó a quemarropa a la altura del abdomen. Cuando ella estaba "aturdida", Óscar P.F. asió la navaja y la degolló.  El fiscal recoge, que antes de que Rosa muriese asesinada, le dio un segundo corte de más de once centímetros en uno de sus muslos y efectuó otro disparó que rompió el cristal de la ventanilla. 

   Una vez consumado el crimen, el acusado llevó el coche a una vía verde del municipio y trasladó el cadáver al maletero "para que no pudiera ser visto por ningún viandante". A continuación, fue hasta su domicilio, se cambió de ropa y salió a buscar a su amigo F.J.R.F, a quien le contó lo que había hecho y le pidió ayuda para ocultar el cuerpo.

"INFORMACIÓN SESGADA Y PARCIAL"

   Tras proveerse de picos y palas, se dirigieron hasta la "Ramblilla de las Vacas', en el término municipal de Tabernas y unos 51 kilómetros de Fines, y enterraron el cadáver en una cueva natural, lugar en el que fue encontrado por la Guardia Civil tres días después gracias a las "información sesgada y parcial" que fueron obteniendo los investigadores del presunto encubridor.

   Para llegar hasta esta zona, "inhóspita y abandonada", cada uno fue en un vehículo. Óscar P.F. se deshizo del turismo de la víctima abandonándolo en una zona conflictiva de la capital almeriense mientras que F.J.R.F., según el fiscal, regresó a Fines y le recogió en la barriada de El Puche al día siguiente. Ninguna de las armas homicidas fue encontrada durante la instrucción.

   El escrito, en el que se interesa que indemnice a su hija menor de edad con 150.000 euros y a los padres de Rosa Galera con un total de 100.000 euros, señala que el procesado tiene una dependencia moderada a los opiáceos y a la cocaína, lo que, remarca, "no le afecta a sus capacidades de entender la naturaleza y trascendencia de los hechos que se le imputan ni actuar conforme a ese conocimiento".

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