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Almería

La odisea de un comercial acosado sexualmente en la casa de un anciano

Acudió a hacerle una oferta a un hombre de 76 años y éste legó ofrecerle dinero a cambio de sexo antes de que la víctima lograra con dificultad salir de allí

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  • La Audiencia Provincial de Almería -

El Juzgado de lo Penal número 2 de Almería ha condenado a un hombre de 76 años de edad por un delito de abuso sexual después de que intentara besar a un joven comercial de una compañía eléctrica que acudió a su domicilio para hacerle una oferta, de forma que el acusado llegó ofrecerle dinero a cambio de sexo antes de que la víctima lograra con alguna dificultad salir de la vivienda.

El fallo, contra el que cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial, condena al acusado a un año y medio de prisión por un delito de abuso sexual así como a la prohibición de comunicarse y acercarse a la víctima, a la que tendrá que indemnizar con 2.000 euros, a menos de 200 metros por un periodo de tres años.

Según el texto, consultado por Europa Press, los hechos tuvieron lugar a principios de junio de 2014 cuando la víctima, que por entonces contaba con 17 años, se personó en casa del acusado para hacerle una oferta comercial con cargo a la compañía eléctrica para la que trabajaba, de forma que el dueño de la vivienda le invitó a pasar a su domicilio.

Una vez dentro, el acusado cambió el tema de conversación al cabo de un rato y "guiado por un ánimo libinidoso" comenzó a decirle al comercial que "era muy guapo" a la vez que le preguntaba "si le gustaban las mujeres o los hombres". Así, aunque la víctima aseguró que le gustaban las mujeres, el acusado insistía "diciéndole cómo sabía eso si no lo había probado", con lo que llegó a "abalanzarse" sobre él para "intentar besarlo".

Con esto, la víctima evitó el acercamiento echándose para atrás, si bien el agresor "con clara intención sexual" empezó a "tocarle" por encima del pantalón "llegando a ofrecerle dinero" a cambio de sexo, ante lo cual, la víctima tuvo que "pegar un empujón" al acusado para poder abandonar la vivienda, pues éste "le cerraba el paso" hacia la salida. La víctima, que alertó a su jefe de lo sucedido, quien a su vez llamó a la Guardia Civil, tuvo que acudir al médico por su "estado de ansiedad y nerviosismo".

El juez Fermín Javier Villarrubia señala en sus fundamentos que la declaración de la víctima reúne los requisitos de "persistencia", "credibilidad" y "verosimilitud" suficientes para estimar su relato, al no apreciar "ambigüedades", "vaguedades" ni "contradicciones" en sus explicaciones así como tampoco en las versiones ofrecidas en sede policial y durante el periodo de instrucción.

Asimismo, recoge la declaración de uno de los agentes que intervino "inmediatamente" después de que se sucedieran los hechos, quien se ratificó en su declaración en la que hizo constar que el acusado admitió que se había "insinuado" a la víctima. El acusado confesaría además en el acto de juicio que sabía que era menor de edad.

Por el contrario, el magistrado resta credibilidad a la declaración del denunciado, quien se limitó a negar los hechos y a afirmar que "todo era en tono de broma", aunque admitió haberle realizado preguntas sobre su orientación sexual que "quedaban claramente fuera de lugar en una relación comercial como en la que se encontraban". Igualmente, rechaza las explicaciones en las que indicaba que la víctima habría dicho que "era un gigoló y cobraba 300 euros" por no ser "nada convincentes".

El juez justifica la reclamación de existencia de daños morales ante el estado de "nerviosismo" en el que entró la víctima, quien se vio obligada a ir al médico tras los hechos, y quien manifestó en juicio que "ahora trabaja en la obra" y que "dejó ese trabajo de comercial porque ya no quiere entrar en las casas".

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