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Desde la Bahía

Un galardón merecido (Doctor García Cubillana)

El isleño a que me refiero es el Doctor D. Juan García Cubillana, que hoy en día ronda los noventa y tres años de edad

Publicado: 12/12/2021 ·
20:32
· Actualizado: 12/12/2021 · 20:32
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Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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Ahora que cada vez hablamos más de la “España vaciada”, de esos pueblos que se quedan semisolitarios, sin edades intermedias en sus habitantes y muchos menos juveniles o infantiles, es el momento adecuado para reflexionar sobre cuáles son las causas y cuál el origen o raíz de esta despoblación por la que lugares que gozaron de un índice de vitalidad elevado, estén próximos al exitus existencial.

Quizás cada ciudadano español que piense con imparcialidad y sin criterios de político partidista, tenga su explicación más o menos diferente a tan triste desbandada de los individuos de un lugar, pero al menos coincidirán en una de ellas: “los pueblos lo hacen los individuos que en ellos permanecen, los que desarrollan y vierten sus mejores cualidades, su saber, su entusiasmo y sus proyectos, para la expansión, crecimiento y progreso de los mismos y llegan a conseguir un nivel económico y de bienestar social, que hace atractiva la vida en aquel lugar, al par que  ofrecen un abanico de posibilidades, que dan ilusión, ahora esperanza cierta, de un futuro próspero a sus nuevas generaciones”.

La libertad verdadera, no la pregonada como falsa mercancía política, es totalmente incompatible con la presencia de grilletes que atenacen a las personas y los individuos de cualquier pueblo o ciudad tienen voluntad propia para desplazarse a cualquier lugar donde crean que tienen grandes posibilidades de escalar los más altos puestos de sapiencia, responsabilidad, expansión profesional y empresarial o poder. Todos nos orgullecemos - salvo la mediocridad siempre mezquina y proporcional a su ignorancia - de los logros que nuestros paisanos consiguen allende de nuestra localidad, pero hay que ensalzar por igual a estos últimos que a aquellos, que siempre permanecen dentro del perímetro en que nacieron y que ya he citado.

La Isla, nuestra “salada ínsula” tiene aires de universalidad y creo muy merecidos gracias al ingenio y al esfuerzo de algunos de sus hijos, pero los hay y en mayor cantidad en el aroma de la localidad.

Una mañana de hace ahora un tiempo amplio, como el que llevamos de pandemia, pude entrevistarme con la primera edil de nuestra ciudad. Fue un encuentro cercano, cordial, con una mujer que inspiraba confianza y se adivinaba en ella deseos de poder corresponder a mi petición, de una distinción para un isleño de vida y trayectoria profesional excepcional. Se cómo son “las cosas de palacio” y es mejor oír con seriedad y disposición, que dar falsas promesas, que aparte de desilusionar posteriormente, hace que los individuos pierdan su credibilidad en aquellos que los gobiernan. Así fue el óptimo comportamiento de nuestra alcaldesa.

El isleño a que me refiero es el Doctor D. Juan García Cubillana, que hoy en día ronda los noventa y tres años de edad. La pasada semana muy de mañana sonó el teléfono en mi despacho. La voz de Juan entrecortada y emocionada, me comunicaba que le habían concedido La Medalla de la Ciudad. Había recibido la comunicación de la alcaldesa anunciándole la concepción de tan preciado galardón y él le respondió como credencial de la ilusión que le había ocasionado tal gracia, que lo único que ha hecho durante toda su vida es querer ser “un isleño excepcional”.

Tal como yo lo hice en aquella entrevista y luego lo prodigué en algunos artículos de prensa, en nuestro San Fernando Información, lo hicieron también otros destacados isleños, entre los que se encuentran mis amigos, R. Duarte, E. Montiel, y el valenciano/cañaílla profesor Calap, así como la Real Academia San Romualdo a la que me digno pertenecer. Pero el argumento que hace justicia a su galardón es su currículum, no solo el académico y profesional, sino el familiar, el de su relación con los pequeños que padecían procesos patológicos, el de su círculo amplísimo de amistades y el de su trato como jefe y director del gran hospital que tenemos en San Fernando, con los que entonces fueron sus subordinados.

Patricia Cavada ha cumplido. Estoy orgulloso de nuestra primera edil, que no me dio falsas promesas, pero que gravó en la inteligencia clara que posee, una petición que le pareció desde principio totalmente merecida. Sé que su labor es de equipo, pero sin dirección un equipo pierde fácilmente la categoría.

Y también sé, que con este tipo de personas - alcaldesa, galardonado, todos los que pusieron su grano de arena para la consecución de tal premio y nuestra Academia- San Fernando nunca será una “localidad vaciada” y muchos menos una ciudad que dé la espalda a sus mejores gentes.

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