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El Mercado Doceañista abrió sus puertas

Tras el éxito cosechado en su primera edición del pasado año, el Mercado Doceañista vuelve a la Plaza de San Antonio. En la mañana de ayer abrió sus puertas y espera recibir numerosas visitas hasta el domingo, con los comerciantes mirando al cielo con el deseo de que el tiempo siga dando una tregua.

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  • El Mercado Doceañista no solamente se reduce a la Plaza de San Antonio. -
Tras el éxito cosechado en su primera edición del pasado año, el Mercado Doceañista vuelve a la Plaza de San Antonio. En la mañana de ayer abrió sus puertas y espera recibir numerosas visitas hasta el domingo 21, con los comerciantes mirando al cielo con el deseo de que el tiempo siga dando una tregua.

Este curioso mercado ve de nuevo la luz gracias al convenio suscrito entre el Ayuntamiento gaditano y la Unión de Comerciantes de Cádiz, que después de los buenos resultados que obtuvieron con esta iniciativa el pasado año, han luchado para tratar que se repita nuevamente.

Desde las 11.00 horas de ayer, el goteo de curiosos fue incesante, formándose por momentos grandes aglomeraciones alrededor de los puestos de un mercado que, en esta edición cuenta con algunas diferencias respecto a la de 2009.

Concretamente, esta vez no habrá animales de granja, que actuaban como un gran reclamo sobre todo para el público infantil, por motivos de salud pública, puesto que el emblemática plaza gaditana no reúne las condiciones adecuadas para acoger a estos animales.

Expositores
No obstante, los más pequeños seguirán siendo parte importante de esta iniciativa, ya que hay, además de diversas atracciones y juegos, varios puestos dedicados exclusivamente para ellos.

En el resto de expositores se puede encontrar casi de todo: Desde una cartera de cuero, pasando por un colgante, masejeadores, perfumes, figuras decorativas, cremas, prendas de ropa,... Un sin fin de objetos, la gran mayoría artesanales, que buscan un hueco en los hogares gaditanos.

Y cómo no, no podía faltar la gastronomía. Varios puestos ofrecen gominolas, quesos, aceite, miel, y diversos productos que sólo por su aspecto ya dan muestras de que se tratan de exquisiteces. Y para completar, existe la posibilidad de comer allí, lo que se convierte en un lujo al alcance de casi todos.

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