Una historia interminable la de las temperaturas extremas en centros escolares andaluces. El sindicato CGT junto a un buen número de movimientos ecologistas advirtiendo desde 2007 de las nefastas consecuencias del desequilibrio medioambiental provocado por la emisión de sustancias nocivas a la atmósfera y que se materializaba en un trágico cambio climático. A partir de ese momento comienza la batalla contra las temperaturas extremas en los centros educativos. Han pasado más de 15 años en los que CGT no ha parado de informar, denunciar, investigar las situaciones ilegales y anti-saludables que se le imponen a la infancia y la juventud, así como a todo el personal que trabaja en los centros educativos. Nada se ha remediado, aunque esta situación afecta primero a la salud y evidentemente también al rendimiento escolar. En estas XII legislaturas del parlamento andaluz ¡que se dice pronto!, sólo una vez la persona titular de la Consejería de Educación, socialista por aquellas fechas, ha solicitado comparecer al pleno del Parlamento para informarle de la climatización de centros escolares y eso fue en 2017. Conviene recordar que 8 años antes, otro consejero, también socialista, el sr Vázquez de la Chica, en respuesta a Ignacio García, parlamentario de IU, le contestó que, este asunto de las temperaturas extremas en centros educativos, era una “frivolidad”. Y es que quienes se dedican a la política tienen extremo cuidado de que sus despachos y demás instalaciones donde deben permanecer estén bien climatizadas. Si se analiza la “actividad” parlamentaria en esta materia, hasta 2020 , aparece un historial bastante curioso de actuaciones, siendo el comportamiento de grupos políticos el siguiente: Estando en el gobierno el Psoe, sólo en 2 ocasiones, y el principal grupo de la oposición, es decir el PP, 60 intervenciones parlamentarias. Por su parte Izquierda Unida, Ciudadanos y Podemos en 6 ocasiones, si bien, esta última lideró la iniciativa presentando en 2018 un proyecto de ley sobre la Bioclimatización de los Centros Educativos. En la web del parlamento/tramitación encurso/legislativas.do?numexp=10-17/PPL-000010, es posible conocer el desarrollo de este largo proceso que comenzó en agosto de 2017 y finalizó un 3 de junio de 2020 con la aprobación de la ley por unanimidad. El Parlamento andaluz tardó 3 años para aprobar la ley. ¿Cuántos tardará en ejecutarla? Desde que comenzó la legislatura gobernando el PP este tema de las temperaturas extremas en los centros educativos (menos de 17 grados o más de 27 grados) debería resolverse. Pero han pasado otros 3 años desde que se aprobara la Ley y el Bla Bla Bla parlamentario produce grandes palabras. ¿Acaso creerán que con ellas pueden acotar y dar respuesta a la complejidad de lo real? Y así se consagra el bloqueo de las acciones urgentes y puntuales que deben adoptarse de inmediato para que las personas que se encuentran en los centros educativos, gocen de la magnífica temperatura que en ese parlamento se disfruta, así como en todas las dependencias destinadas a altos cargos de las administraciones públicas. Piensen por un momento que tanto quien trabaja como quien asiste obligatoriamente al centro educativo deben estar horas y horas en ellos. Un simple dato permite dimensionar la envergadura del fenómeno: El alumnado desde los 3 a los 16 años debe permanecer más de 12 mil horas. Y el personal que en ellos trabaja toda su vida laboral. En invierno temperaturas muy inferiores a los 17 grados y ya en abril, ¡si aquel de “aguas mil”! se registran las temperaturas superiores a 30 grados en multitud de localidades de esta Andalucía, candidata a la desertización. Después de asegurar el suministro de agua, energía y condiciones de salubridad, el que toda la población infantil y juvenil, escolarizada, deje de estar sometida a temperaturas extremas en los centros educativos es un objetivo primordial de cualquier acción de gobierno municipal. Ya se ha legislado, ahora urge hacer posible lo necesario.
Fdo Rafael Fenoy