Los tonos marrones se unen al color rosáceo del granito de la calle Real

Publicado: 18/08/2010
La oposición investiga si se trata de una decoración novedosa o si es sólo falta de limpieza.
La nueva calle Real con la semipeatonalización y paso del tranvía metropolitano en un futuro más o menos próximo ha sido ponderada por los políticos locales del Partido Andalucista y del PSOE -sobre todo por parte del primero- como el revulsivo que necesitada el centro para afrontar con garantías el siglo XXI.

A esa nueva vía que se convierte en el nuevo reinado del ciudadano frente a la tiranía del vehículo a motor -no así de las bicicletas en muchos casos a toda velocidad y algún que otro listo que se salta la prohibición a dos o cuatro ruedas-, se le unen los equipamientos públicos, como el Centro de Congresos ya funcionando y el castillo de San Romualdo, cuando se abra, así como otros de destino incierto como la Casa Lazaga.

El alcalde de San Fernando no duda en que ya se puede hablar de un antes y un después de la semipeatonalización de la calle Real e incluso ha dicho que lleva a gala el haber elegido el color del granito -rosáceo- para darle alegría al centro de La Isla, como manifestaba en la rueda de prensa cuando se inauguró el primer tramo en diciembre de 2008 que luego hubo que levantar de nuevo.

Sin embargo, nadie se ha hecho cargo hasta ahora de la autoría del nuevo color que va predominando en la calle en los últimos tiempos, un marrón unas veces más claros que otras, que se va volviendo oscuro conforme pasa el tiempo y que podría ser bonito si no fuera por la discrecionalidad de que hace gala, de forma que al no ofrecer una superficie y unas figuras uniforme, más bien parece mierda acumulada después de días e incluso meses sin que se baldee el lugar en cuestión.

Diversos lugares
Esa situación curiosa puede obervarse sobre todo en los alrededores de los contenedores de basura, los antiguos que se han colocado de forma provisional en lugares estratégicos, provocada posiblemente por los goterones que salen del recipiente una vez que es volcado al vehículo recogedor de los también llamados residuos orgánicos a los que el sol seca convenientemente por la mañana.

No obstante, los detalles marrones en diversas tonalidades de este color -en algunos casos y pasados los meses se van volviendo gris oscuros e incluso casi negros- se pueden observar en muchos otros lugares, como en aquellos cercanos a establecimientos de comida rápida que algunos ciudadanos han utilizado como mesa improvisada.

Las manchas en el suelo se producen, generalmente, cuando parte de esos alimentos, pizzas o restos de pescado frito, se caen al suelo y luego, sin querer, se pisan, se aplastan, se incrustan en el granito como por sublimación y quedan en el mismo como pequeñas obras de arte multiformes alternando con el mencionado color rosáceo que tanta alegría proporciona al granito de procedencia gallega.

Denuncias ciudadanas
A este periódico han llegado muestras de lo narrado en formato fotográfico, imposible de publicarlas todas, junto con mensajes de incomprensible incredulidad por la situación, al considerar los denunciantes que se trata de un ejemplo más de la falta de limpieza de la ciudad, y sobre todo del granito de la calle Real, donde -dicen en sus correos electrónicos- aún campea a sus anchas la cera de los cirios de los desfiles procesionales de la pasada Semana Santa, a pesar de que durante días enteros han estado las máquinas intentando quitarla con vapor de agua aunque sin éxito.

También se quejan de que no se baldea la calle como debiera hacerse, sobre todo en donde se colocan las sillas y mesas de las terrazas que poco a poco se van llenando de manchas de productos aceitosos y que incluso hay lugares con tonos rojizos, grisáceos o casi negros, donde se colocó hace ya muchos meses la última feria de 1810 donde se vendía de todo, incluido productos profusos en aceite o, simplemente, pringue.

Otros simplemente se preguntan cuándo construirán los contenedores soterrados que teóricamente irán en las calles perpendiculares de la calle Real para que se puedan quitar, por lo menos, los contenedores junto al edificio constitucional de la iglesia Mayor, una vez que la limpieza neumática se descartó hace tiempo.

A todo esto, la oposición municipal, después de muchas quejas al Gobierno andalucista por la situación de la calle Real y la falta de soluciones desde Desarrollo Sostenible, está indagando para intentar comprender si lo que está ocurriendo es que no se limpia la calle o las manchas forman parte de una decoración revolucionaria que no se verá en toda su plenitud hasta que esté felizmente terminada.

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