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Curioso Empedernido

Una realidad constante

Entre la realidad y la ficción que soportan nuestras historias, hemos de saber pedir perdón ante los errores y corregir las equivocaciones

Publicado: 09/11/2023 ·
09:21
· Actualizado: 09/11/2023 · 09:21
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  • Juan Antonio Palacios. -
Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Hemos de saber celebrar nuestros éxitos con humildad, mirándonos hacia dentro en que podemos mejorar, y en una especie de equilibrio mágico de observar lo que sucede fuera de nosotros, y el regalo de saber escuchar lo que nos pasa sin dejar de ser realistas, con quejas constructivas y sin atrincherarnos ni estar a la defensiva.

Entre la realidad y la ficción que soportan nuestras historias, hemos de saber pedir perdón ante los errores y corregir las equivocaciones, y establecer en cada momento nuestras prioridades, venciendo la pereza y no dejando para mañana lo que podamos hacer hoy.

Nos echamos a temblar cuando alguien al principio de una conversación nos asegura que va a ser breve, ya que hay un momento que vemos al interlocutor totalmente agobiado porque no sabe como va a escapar de aquello que le resulta insoportable.

Es difícil entender a quien habla de manera agitada, nerviosa y que logra que no le comprendamos ni una sola palabra de lo que nos está diciendo. Si observamos el comportamiento humano, descubriremos que la gente segura de si misma habla con calma y tranquilidad.

Pidamos ayuda cuando tengamos dudas y ese favor creará un vinculo con la otra persona, sea conocida o desconocida. No debe importarnos hacer preguntas abiertas, que nos invite a establecer una conversación con el otro y seamos lo suficientemente respetuosos para no interrumpir y mientras escuchemos a los otros, mostremos todo nuestro interés con nuestros gestos, la sonrisa, con la mirada y con toda nuestra actitud corporal.

Prestemos plena atención a la persona con quien hablamos, aunque esto en ocasiones no sea fácil porque estamos rodeados de estímulos, pero es una actividad enriquecedora y no debemos estar permanentemente temerosos de tomar una decisión, ni cruzarnos de brazos y no hacer nada ante la necesidad de cambio.

Hemos de saber liberarnos de los miedos que nos impiden conseguir nuestros objetivos, analizando lo mejor y lo peor que nos haya pasado, pensando en algo que nos haya hecho reír o las cosas que hayamos hecho bien, que nos da fuerza o nos hace sentirnos felices.

Fomentemos nuestra curiosidad, vayamos a un sitio donde nunca hayamos ido, y apaguemos nuestros móviles, comprobaremos sensaciones muy positivas. Aceptemos que lo importante no es llegar a la meta, sino vivir con las ventanas abiertas de nuestro cuerpo todo el proceso para lograr conseguir los objetivos que nos hemos propuesto.

Podemos hacer las cosas a gusto o regañadientes, desde la humildad o haciendo gala de la soberbia, con rapidez o lentitud, compartiendo lo que tenemos o sabemos o compitiendo, luchando por causas justas o distrayéndonos en tonterías sin ninguna utilidad.

En demasiadas ocasiones pretendemos una foto fija de la realidad, sin admitir que esta es dinámica y plural, y que ni debemos empecinarnos en que todo se paralice a nuestro antojo, o que solo tenga un color, el que a nosotros nos gusta.

Somos miembros de una comunidad y somos interdependientes, de tal manera que todos necesitamos de todos, y en una sociedad globalizada como la nuestra, todos debemos tener un compromiso con la igualdad de género y el multiculturalismo.

Los dos grandes males que tenemos que combatir son la desigualdad y la dominación de unos sobre otros.

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