Loeb sumó su victoria número 61 en WRC en el territorio donde este año, sin ordenes de equipo, debía mandar el español Dani Sordo quien, lastrado por una mal actuación el primer día de carrera, al final sólo pudo ocupar el último cajón del podio.
Un problema con el diferencial convirtió en ingobernable el C4 de Sordo en los tramos mixtos (de tierra y asfalto) de la primera jornada. “No sé qué decir. En todo el año nunca he acabado a un minuto del líder el primer día”, se lamentaba entonces el cántabro.
El resto del rally ha sido para Sordo una carrera contrarreloj para recuperar posiciones.
El accidente de Sebastien Ogier (Citroen) y los problemas mecánicos de Mikko Hirvonen (Ford) durante el día de ayer le ayudaron a escalar hasta la tercera plaza. Pero hoy no pudo culminar la remontada ante el noruego Petter
Solberg.
Sordo ya avisó en la víspera que con los actuales neumáticos de asfalto, no se pueden sacar grandes diferencias, porque el piloto tiene que estar más pendiente de mantener un ritmo constante que le permita conservar las gomas, que de atacar.
Por eso, las dos pasadas por la especial más larga del rally, la del Priorat, de 42 kilómetros, no le sirvieron al español más que para arañar poco más de once segundos, insuficientes para alterar la clasificación general.
Tras la carrera, Sordo aceptó con resignación el tercer puesto, un resultado que entraba dentro de sus expectativas “después de un primer día realmente duro”, ha explicado.
Sordo quiere olvidar cuanto antes los problemas que tuvo con su C4 durante la primera jornada, que lastraron sus opciones de lograr su primera victoria en el Mundial.
“Fue un día complicado, del que nos hemos intentado recuperar. Paulatinamente hemos ido mejorando y hoy hemos ido realmente rápido. La lucha con Petter Solberg por la segunda plaza ha sido muy bonita, y me quedo con eso”, explicó.
En cualquier caso, el piloto cántabro admitió que al inicio del rally esperaba algo más: “No es buen resultado para mí. Espero hacerlo mejor en el próximo rally y recuperar parte de esa confianza perdida. Gran Bretaña será una carrera abierta –la última del Mundial– y vamos a ver qué pasa”.
Su rival durante las dos últimas jornadas, el noruego Solberg calificó de “gran lucha”, la que pudo mantener con el español para el segundo puesto.
