El alcalde, Enrique Moresco, acompañado de las ediles de Urbanismo y Medio Ambiente, Patricia Ybarra y Blanca Merino respectivamente, acudió ayer a ver la finalización de los trabajos de derribo de los dos bloques de Pescadería, que albergaban a 16 residentes, una actuación que ha costado, según indica el primer edil, 45.000 euros, siendo una adjudicación directa a la empresa portuense Volatec, y que darán lugar a la construcción del puente sobre el río, una plaza pública y a un aparcamiento subterráneo, principalmente pensado para los residentes.
Reconoce que tras esta primera y necesaria actuación, que posibilitará que el puente que una las dos márgenes del río esté más cerca, queda “la más compleja, el derribo del edificio nuevo”, que consta de 44 viviendas y distintos locales comerciales, pero que tendrá su solución “una vez estén finalizados el Pepch y el PGOU”, reconoce. Como es evidente, marca que “no se ha comenzado ninguna negociación aún porque no se puede ofrecer nada” aunque avanza que se están estudiando las posibles actuaciones y soluciones.
Pero para poder hacer posible el puente, destaca el primer edil que se han recibido los informes favorables de las delegaciones provinciales de Medio Ambiente y Cultura, aunque esta última haya solicitado que se hayan unas prospecciones arqueológicas en el fondo del río, que se están llevando a cabo en estos días y que Moresco confía en que terminen pronto, para que así los informes previos recibidos puedan ser ya contundentes y definitivos y se pueda proseguir con dicho proyecto.
Por todo ello, informa de que desde Infraestructuras, área de la que es responsable Alfonso Candón, se está trabajando “en un proyecto” para llevar a cabo una actuación que relata que será “mínima”, pues hay que entender que será una solución provisional hasta que no se pueda desarrollar el proyecto de la “nueva plaza de Pescadería”, como recuerda que era antes dicho espacio, una plaza con vistas al mar. Pues bien, dicha actuación “tratará de un adecentamiento mínimo de la zona e intentar ganar plazas de aparcamiento, siempre con un importe mínimo”, alcanzándose, si es posible, los 20 espacios para vehículos, indica.
El alcalde también se dirige a la oposición para añadir que “esto que vemos es un efecto virtual como dicen ellos, al igual que ocurre con la avenida de la Bajamar” y su remodelación y peatonalización así como “la pasarela, que comenzará muy pronto”, pues el proceso de adjudicación, destaca, está bastante avanzado. Por ello, “se trata de un nuevo y maravilloso efecto óptico, pero siendo un proyecto de gran potencial, puesto que cuando crucemos el río se verán dos edificios que antes permanecían ocultos”, como es el del Castillo y el Resbaladero, pero ahora hay una estampa que pocos quieren perderse, y es poder ver en toda su amplitud el edificio de la antigua Aduana, que fuera importante en siglos anteriores debido a la recepción de los barcos a través del río, situado en la calle Domingo Veneroni.