La entrevista a Pepe Álvarez, líder de UGT, en el podcast de Pedro Buerbaum, joven emprendedor español con fuerte presencia en redes sociales, es una conversación de visiones opuestas llevada con una subrayable calma y respeto, de la que podrían aprender en nuestro Congreso, en la que atender a unas explicaciones sosegadas tanto sobre el trabajo como a lo que se exponen en su día a día sindicalistas y empresarios. Sus palabras hacen considerar la generalización como algo, de nuevo, negativo e injusto y, por ende, su denominación popular de comegambas y negreros, respectivamente.
Sobre la mesa debates al orden del día relacionados con el mundo laboral y empresarial. En un marco de actualidad, pues nace para ser difundida a través de redes sociales. Unas plataformas que han traído nuevos líderes de opinión en materias como la economía, tema que se ha convertido en punto de encuentro para numerosos usuarios, especialmente entre muchos jóvenes atraídos por nociones en inversión o empresa.
Son gran altavoz para la difusión, de sobra es sabido, algo que, también, puede volverlas peligrosas. En este sentido, el diálogo entre Pepe Álvarez y Pedro Buerbaum posee momentos en los que se arroja luz en temas sobre los que hay más ruido que información. Sin embargo, surgen algunos asuntos que muestran el riesgo que traen consigo las redes. Entre ellos, los impuestos, algo con lo que tanto Pedro Buerbaum como otros influencers en materia económica muestran gran disconformidad.
Aunque no sea un rechazo absoluto, por ejemplo, se preguntan por qué ellos han de pagar si hacen uso de sanidad privada, entre otros argumentos similares que llevan a su público.
No les negaré a ellos que la gestión de los impuestos que afrontan ciudadanos y empresas pueda ser mejor; sin embargo, ese gran rechazo hace pensar si valoran el coste de lo que ven a su alrededor o si poseen sentimiento de comunidad. Cabe recordar que una parte, no tan pequeña, de la población depende de muchos recursos públicos.
¿Se puede considerar peligrosa la propagación de este pensamiento? Permítanme afirmarlo. Sobre todo expandiendo proclamas como “nos roban”. A lo fácilmente influenciable que son, por su edad, buena parte de sus seguidores se suma la escasa educación que se recibe en relación a esta materia.
Difícil es pensar que estos líderes de opinión no sean conscientes de lo necesario de los servicios públicos; no obstante, aparenta que se hayan dejado llevar por una ambición desmedida hacia el dinero. Vuelvo a decir que la gestión, probablemente, pueda ser mejor y reducirse la carga en determinados puntos, pero no se puede dinamitar el estado del bienestar reduciendo al mínimo la posibilidad de ayudar al ciudadano.
Su posición de éxito es fruto de su trabajo, innegable, pero, aunque pueda ser que no les ocurra nunca, quisiera pedirles que recuerden que hasta Ícaro perdió sus alas.