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Desde mi azotea

La jubilación

Alcanzar la edad de jubilación y abandonar definitivamente las responsabilidades laborales no siempre es una satisfacción

Publicado: 06/06/2024 ·
19:07
· Actualizado: 06/06/2024 · 19:07
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Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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La palabra jubilación proviene del latín iubilare, que quiere decir expresar o gritar de alegría, y de una celebración judía en la que el hombre se tomaba un año sabático para reflexionar, con júbilo, de los conseguido a lo largo de su vida. Ocurre con muchas palabras y jubilación es una de ellas aunque los estudiosos no se ponen de acuerdo completamente sobre su etimología u origen. También se baraja que proceda del hebreo yobel, que en el Antiguo Testamento se usaba para denominar la celebración que se hacía cuando los hombres cumplían 49 años.

Se consideraba que entonces se entraba en una nueva fase de la vida y se debían cumplir algunos preceptos del Levítico (uno de los libros bíblicos del Antiguo Testamento), por ejemplo, perdonar todas las deudas, no realizar tareas agrícolas o liberar a los esclavos. En definitiva, se entraba al año número 50 meditando, reflexionando y volviendo a la esencia de la vida y valorando lo conseguido, algo que había que disfrutar con júbilo. De ahí, pues, la iubilatio, como gozo, alegría, júbilo. Así que ese momento tenía un carácter festivo y alegre.

Esa pausa en la vida laboral o jubileo es el antecedente de la actual jubilación, pero ahora se entiende libre de su antigua connotación religiosa. Y es que la cultura cristiana también heredó el concepto de Jubileo, siendo en este caso una celebración que normalmente tiene lugar cada 25 años y en la que se concede gracias espirituales singulares (indulgencias) a los fieles que cumplen determinadas condiciones. Un aspecto importante en el periodo de jubileo consiste en la propuesta de peregrinación a lugares santos.

El jubileo católico puede ser ordinario o extraordinario. El Año Santo ordinario, o año jubilar, es el celebrado en los intervalos preestablecidos mientras que el extraordinario, o jubileo, es el proclamado como celebración de un hecho destacado. Por ejemplo el año 2000 lo fue para celebrar los dos milenios del nacimiento de Jesús.

En la actualidad la finalización de la vida profesional en la mayoría de países oscila entre los 65 y 70 años. Al concluir esta etapa el trabajador se convierte en jubilado o pensionista. Alcanzar la edad de jubilación y abandonar definitivamente las responsabilidades laborales no siempre es una satisfacción. Hay personas que disfrutan con su trabajo y cuando lo abandonan no saben qué hacer con el tiempo libre y se aburren e, incluso pueden entrar en depresión.

Soy de los que piensan que la jubilación se hace merecedora para toda persona que después de muchos años de trabajo, llega su momento de descansar, de disfrutar del tiempo libre, de obtener una pensión digna y de vivir los años que Dios les dé lo mejor posible. Pero no siempre eso debe ser así. Me explico. La jubilación anticipada es buscada, la de enfermedad es accidental y obligada, pero la jubilación por edad para determinados trabajadores no me parece del todo bien. Hay colectivos, que por sus profesiones, necesitan la jubilación si o si porque ya no pueden rendir más. Pero existen otros colectivos que podrían ampliar voluntariamente sus años de trabajo porque se encuentran bien y con ganas de seguir en la vida laboral. Entre otras razones, porque son personas con mucha veteranía y conocimientos y pueden seguir aportando a la sociedad su sabiduría.

Te jubilas y dices ¿Y ahora qué?. Te lo preguntas cada día. Y la ansiedad de dejar de hacer de pronto todo lo que hacías te come cada día. Te preguntas, porqué yo, porqué me tengo que ir a mi casa a no hacer nada. No lo entiendes. Y el primer mes es quizás el más duro, pues no tienes mono, tienes gorila. El segundo mes ya vas teniendo mono, y así irás avanzando meses y meses, hasta pasar años y aún te estarás preguntando ¿porqué tuve que dejar de trabajar si me encontraba en lo mejor de mi vida?.

Mucha gente que esté leyendo esto se dirá, ¡este tío está chalado!, con las ganas que tengo yo de irme a mi casa y no hacer nada. Bien. Es una opción respetable. Como he dicho antes, debe existir la posibilidad tanto para jubilarse cuando se tengan los años legalmente establecidos; pero también se debería dejar una puerta abierta y voluntaria a poder seguir para algunos trabajadores a los que jubilan si o si forzosamente.

Evidentemente, continuar trabajando tiene que ser de acuerdo con la empresa, ya que habrá algunos trabajadores que deseen seguir trabajando y sin embargo la empresa está deseando de quitarse de encima y darle el pasaporte. También estará por quitárselos de encima sin han sido problemáticos o no han rendido adecuadamente e, incluso si han perdido cualidades profesionales y ya no se consideran óptimos. En esos casos, habrá que estar a lo que se acuerde entre ambas partes. No puede ser que se continúe trabajando solo con la aprobación del trabajador, sino que es una opción a tomar entre la empresa y la persona. Y de mutuo acuerdo, llegados a ese punto, por ejemplo, se pueden ir firmando año tras año hasta fijar un máximo.

Y sí, hay profesiones que pueden seguir trabajando, es así, pero no en todas las ramas. Por ejemplo, los agentes de policía tienen que jubilarse si o si a los 65 años como fecha límite, cuando pueden hacer funciones de segunda actividad más allá del limite, como en oficinas, atención al público, atender centralitas, etc.. Luego están los funcionarios de cuerpos docentes universitarios; los magistrados, jueces, fiscales y secretarios judiciales, médicos, registradores de la propiedad, etc.  que si pueden ampliar su jubilación hasta los 70 años.

Y una rama como son los autónomos, la normativa en nuestro país les permite jubilarse y cobrar la pensión y seguir desarrollando otra actividad. En fin jubilación, sí, pero que se abran puertas para aquellos trabajadores, sean de la profesión que sean, que deseen seguir trabajando si así les apetece. El trabajo es salud, aunque no lo parezca. Disfruten si están jubilados. Pero también si todavía están trabajando. ¡Son útiles!.

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