Israel perpetró dos ataques terroristas en el Líbano hace dos semanas: Miles de buscapersonas y radios bidireccionales cargados con explosivos fueron detonados en todo el Líbano.
Las explosiones se produjeron en supermercados abarrotados, en carreteras muy transitadas, en viviendas, escuelas y hospitales. El ataque dejó más de 3.000 mutilados y al menos 30 muertos, entre ellos niños.
Se trata de las acciones de un Estado delincuente y el resultado directo de un clima de total impunidad con la que actúa. Hay una palabra para todo esto: terrorismo.
Igual que es terrorismo la campaña de asesinatos selectivos de dirigentes de Irán, Hezbolá o Hamás, en los cuales además son asesinadas numerosas personas civiles. Muchas veces niños y niñas.
Israel está llevando a cabo una serie de bombardeos sistemáticos en todo Líbano, que han provocado ya más de mil personas muertas, entre ellos numerosos niños.
Ahora la invasión del Líbano es un paso más en el desprecio de la legalidad internacional, agrediendo a otro estado soberano. Hasta en las guerras se respetan algunas reglas. Israel no tiene ninguna. Es una ciega máquina de matar.
Israel, quiere arrastrar a toda la región a una guerra de consecuencias impredecibles. Siempre apoyado cuando no animado por EE.UU.
Israel se ha convertido en un peligro para la humanidad. Está enterrando toda la legalidad internacional y el derecho humanitario en una fosa junto a las decenas de miles de personas asesinadas.
Y el problema es que no hay quien pare esta locura y esta guerra. Desde luego no EE.UU. por más que digan que no quieren una escalada. Bastaría dejar de vender armas a Israel para parar el genocidio, pero los intereses políticos y de los mercaderes de armas lo impiden, se mate a quien se mate
No será tampoco el llamado “Occidente” quien pare a Israel. El Sur global ya está comprobando la hipocresía occidental. Porque es justo condenar la invasión de Rusia sobre Ucrania, e incluso ayudarla. Pero mientras tanto no hay equivalencia con Israel y los Palestinos.
Tampoco la ONU va a parar a Israel porque se ha convertido en una organización paralizada por las grandes potencias.
Israel es un Estado rebelde, la defensa de intereses económicos, políticos y estratégicos va acompañada por la maldad y la crueldad más terrorífica. Si se sigue tolerando su impunidad, sólo habrá más muerte y destrucción. La única manera de poner fin al genocidio en Gaza y evitar una guerra regional es que se deje de vender armas a Israel, empezando por EE.UU.y siguiendo por Alemania y el resto de los países, entre ellos España.
Somos la gente de a pie, los que podemos presionar para parar el genocidio, el horror y la guerra. Está en realidad en nuestras manos, las de la gente del común. Los Gobiernos no van a actuar si no los obligamos.