El cambio climático causado por la actividad humana, unido a las alteraciones hidrológicas ligadas a la transición de los fenómenos de El Niño a La Niña, provocaron que los glaciares sufrieran en 2023 su mayor pérdida de masa en medio siglo, advirtió este lunes la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Entre septiembre de 2022 y agosto de 2023 los glaciares perdieron 600 millones de toneladas de agua, especialmente los situados en el oeste de Norteamérica y en los Alpes europeos, donde los glaciares de Suiza han reducido su volumen de hielo un 10 % en tan sólo dos años, destaca un nuevo informe de la agencia meteorológica de la ONU.
"El deshielo y el retroceso de los glaciares amenazan la seguridad a largo plazo de millones de personas", advirtió la secretaria general de la OMM, la argentina Celeste Saulo, en la presentación del estudio, centrado en la situación de los recursos hídricos del mundo.
El informe también indica que el pasado año, ya con anterioridad confirmado como el más cálido del que se tiene registro, fue además el más seco para los ríos del planeta en 33 años.
Un 50 % de las cuencas hídricas fluviales mostraron el pasado año condiciones anómalas, en su mayoría menor caudal del habitual, como ocurrió en grandes ríos como el Misisipi y el Amazonas en América o el Ganges, el Bramaputra y el Mekong en Asia.
Por contra, los caudales fueron superiores a la media de años anteriores en naciones isleñas como Nueva Zelanda, Finlandia, Irlanda o Reino Unido, así como en zonas de la Europa nórdica como Finlandia o el sur de Suecia.
Sequías e inundaciones simultáneas en distintas regiones
Mientras Libia sufrió el pasado año graves inundaciones que causaron más de 11.000 muertos y también hubo crecidas en el Cuerno de África y zonas del centro y sur de ese continente, el sur de Asia, Centroamérica, Argentina, Uruguay, Perú o Brasil sufrieron sequías que en el caso argentino redujeron en un 3 % su PIB.
La secretaria general subrayó que el aumento de temperaturas de la atmósfera hace que ésta acumule mayor humedad, lo que conduce generalmente a más lluvias torrenciales, aunque al mismo tiempo la evaporación del agua es más rápida, agravando las sequías.
"A consecuencia del aumento de las temperaturas, el ciclo hidrológico se ha acelerado, volviéndose más errático e impredecible, lo que aumenta los problemas derivados de excesos o déficits de agua", afirmó Saulo.
Según el informe de la OMM, los últimos cinco años han registrado en general caudales inferiores a la media en los ríos globales, reduciendo el agua disponible para el consumo, la agricultura y los ecosistemas.
El año 2023 fue además el segundo consecutivo en el que todas las regiones del planeta sufrieron pérdida de masa en sus glaciares.
El agua alerta, pero hay que medirla mejor
Para la máxima responsable de la OMM, las cada vez mayores anomalías en el sistema hidrológico global constituyen uno de los principales avisos de las graves consecuencias del calentamiento global.
"El agua es el 'canario' en la 'mina' del cambio climático, y envía señales de alerta en forma de cada vez mayores tormentas, inundaciones y sequías, provocando enormes pérdidas de vidas, ecosistemas y economías", advirtió.
La científica argentina pidió que mejoren las mediciones de las precipitaciones globales y la situación de los recursos hídricos en ríos, lagos y otras masas de agua dulce, ya que pese a informes como los que elabora la OMM la información al respecto es aún limitada y, en su opinión, "no se puede gestionar lo que no se cuantifica".
Según Naciones Unidas, 3.600 millones de personas en el planeta, aproximadamente un 45 % del total, tienen problemas de acceso al agua al menos un mes al año, una cifra que podría aumentar a 5.000 millones a mediados de siglo.