La chirigota de Rota está de vuelta en el Gran Teatro Falla. La agrupación ha presentado unos sacerdotes actualizados a nuestros tiempos para "revolucionar" la iglesia actual con medidas que van desde confesiones por videollamada, se acabó el cepillo y proponen pagos por bizum o datáfono. La chirigota dirigida por el pregonero de Cádiz, Antoñito Molina, expone que "como la iglesia está en decadencia venimos a darle un lavado de cara". Un cambio de imagen radical tras sus dos últimos años jugando con el concepto de "el niño de Isabelita".
El cuerpo de Cristo por Glovo, frizzante o chupito de tequila rosa como sustitutivo del tradicional vino y, no podía faltar, su correspondiente correografía en una presentación simpática con varios guiños sarcásticos y con leves tonos de humor más contraversial porque "con el tipo me la juego" ya que "con la iglesia hemos topado". Todo "para sacarte una sonrisa", pero, los roteños tienen claro que "sea lo que Dios quiera".
La ronda de pasodobles comenzó con la recreación de los grandes momentos que se les brindó allá por donde actuaron, un primer pasodoble que podría resumirse, como ya aludieron a mitad de la letra, en el refán español: "es de bien nacido, ser agradecido". Estos modernos sacerdotes quisieron exponer con delicadeza y ternura las grandes muestras de cariño recibidas durante 2024, un año inolvidable para este grupo de amigos. Su segunda letra mantuvo el tacto del anterior pasodoble, pero sumando un componente de crítica ante la clase política debido a los vivido en la provincia de Valencia tras las devastadores consecuencias de la Dana.
La respuesta del público fue inmediata con cada golpe propuesta de la chirigota de Antoñita Molia y con un público entregado ofrecieron un tanda de cuplés bien variado. El primero de ellos se focalizó en la ausencia de Martínez Ares, la vuelta de Jesús Bienvenido y lo que supone ambos acontecimientos para la agrupación del 'Chapa'. Todo ello muy al tipo. Finalizaron esta tanda de cuplés con una letra que entrelazó el intento de atentado hacia el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en un mitín en campaña electoral.
El popurrí continuó abordando temáticas actuales sacando todo el provecho posible a la idea que presentan con el tipo. Nombres complejos para bautizar, escenificación de un exorcismo y un cierre estelar con la sensibilidad de unos curas que aún tuvieron tiempo para dar bendiciones. De nuevo, un grupo de amigos volvieron a las tablas del Gran Teatro Falla exentos del peso de las expectativas, sin preocupación de tener al pregonero como director, únicamente con un objetivo: disfrutar de lo que más les gusta.
