Para que nos situemos un poco antes de nada: Bélgica es un país del tamaño de Catalunya, aproximadamente, que está dividido en dos regiones. Bueno, en verdad, son tres, pero ahora se lo explico. Al Norte, y con aproximadamente un 50% del territorio, está Flandes, objeto de nuestro viaje. Al Sur, está Valonia. Bruselas y su área metropolitana, forman la tercera región, Bruselas Capital, si bien ésta, está íntegramente rodeada de territorio flamenco. Sólo describo la geografía ¿de acuerdo? En Flandes hablan flamenco, en Valonia francés y en Bruselas Capital, oficialmente son bilingües. Bruselas, dentro de lo que es la región flamenca, está en la provincia de Brabante Flamenco.
Esta pequeña introducción, quizás poco tiene que ver con el viaje del que le hablamos hoy, pero creo que sí que es necesaria ya que incluyo a Bruselas, la capital de todos los belgas, como punto de partida hacia una ruta por las grandes ciudades flamencas, algo que, en el fondo, por lo menos geográficamente, tiene bastantes argumentos a favor como mi introducción intenta justificar. No obstante, un servidor, no pretende entrar en conflictos ni discusiones, simplemente uno intenta razonar porqué una simple ruta turística bajo el título “Grandes Ciudades de Flandes & Bruselas”, se inicia en la capital belga, ciudad en la que además, está el principal aeropuerto nacional.
Para quien firma este artículo, Bruselas es la capital de todos los belgas, flamencos y valones, pero bajo un prisma simplemente turístico, me permito la inocente licencia de iniciar esta ruta flamenca en Bruselas, la capital de los belgas y de los europeos, ejemplo de integración y construcción nacional. Próximamente publicaré un artículo sobre las capitales valonas, que también incluirá Bruselas como punto de partida.
Pero, protocolariamente, vamos a dar el pistoletazo de salida con Flandes. Hoy le proponemos un itinerario que con un poco de rapidez, se puede hacer en un fin de semana, si bien, un par de días más, para poder saborear estás mágicas ciudades, no le van a sobrar. Disfrútelas. Además de ser auténticas joyas medievales, estas ciudades cuentan con un trasfondo de restaurantes exquisitos. Flandes, y Bélgica en general, no sólo se disfrutan en la calle, en sus museos y en sus edificios: en la mesa, vivirá estas ciudades con la misma intensidad.
Bruselas
Así que una vez aclarado porqué empezamos en Bruselas, le explicaré que el aeropuerto internacional de Zaventem es la puerta de aterrizaje, y nunca mejor dicho, a Bélgica. Cumplidos con los trámites de alquilar un vehículo, nuestro paso siguiente es dirigirnos a Bruselas pasando por los cuarteles centrales de la Otan en Europa. Por poco tiempo que se tenga durante un viaje, la Grand Place/Grote Markt de Bruselas, es el primer lugar a visitar. Mágica como ella sola, este patrimonio mundial de la cultura y la arquitectura no le dejará indiferente. Su Ayuntamiento, las diferentes Casas Gremiales o el monumento a De Claes, son algunos de los ingredientes que hacen de esta plaza un lugar único en el mundo.
El Manneken Pis, a pocos metros, es una fuente barroca coronada por un pequeño niño, el Petit Julien, que orinando, representa el carácter irreverente de los ciudadanos de Bruselas. En el Museo Municipal, podrá ver la colección de vestidos del Manneken, ya que es tradición desde hace varios siglos, celebrar efemérides vistiendo al pequeño Julien con trajes típicos. Vestido de catalán con barretina, es sin duda mi preferido.
A pocos metros de la Grand Place/Grote Markt, podrá visitar la impresionante Catedral de San Miguel en estilo gótico. Aunque un lugar que parece semi-escondido pero que debe ser el lugar más visitado de Bruselas, le atraerá como un imán: me refiero al Ilot Sacré, un conjunto de calles peatonales adoquinadas en los aledaños de la Grand Place/Grote Markt que tiene una de las concentraciones de restaurantes por metro cuadrado más densas del planeta.
A los belgas les encanta disfrutar de la buena mesa. Aproveche esta virtud nacional, yo personalmente he comido o cenado en la mayoría de restaurantes del Ilot Sacré, y ninguno, jamás, me ha defraudado. Ya sean carnes, o pescados del Mar del Norte, su paladar será uno de los mayores beneficiados de su viaje por Bélgica y Flandes. Las Galerías Reales Saint Hubert, casi como parte del Ilot Sacré, y construidas en 1846, son parte casi obligada de su visita. Coronadas con techo de cristal, algunas de las mejores chocolaterías tienen en sus pasillos representación. Buen lugar para poder tomar el postre.
Aproveche que a los belgas les encanta la buena mesa A los belgas les encanta disfrutar de la buena mesa. Le aconsejo que aproveche esta virtud nacional, yo personalmente he comido o cenado en la mayoría de restaurantes del Ilot Sacré, y ninguno, jamás, me ha defraudado.
La impresionante Catedral de San Miguel de estilo Gótico No hay que perderse la impresionante Catedral de San Miguel en estilo gótico. Y después, aunque es un lugar que parece semi-escondido pero que debe ser el lugar más visitado de Bruselas, recorra el conjunto de calles peatonales del Ilot Sacré.