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Andalucía

El dios Momo se hace mujer gracias a una diosa chirigótica

Ana López Segovia, chirigotera, actriz y diosa Moma, engrandece al Carnaval de Cádiz como debe ser, sin artificios y sí con arte de verdad.

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  • La diosa Moma, Ana López Segovia -

Y el dios Momo se hizo mujer gracias a la chirigótica Ana López Segovia. La plaza de San Antonio fue el escenario en la noche de ayer para que la carnavalera gaditana desplegara su gracia y, nunca mejor dicho, echara toda la carne en el asador.

La actriz, directora de teatro, cantante, bailaora y carnavalera gaditana, polifacética en fin, acompañada con sus hermanas chirigoteras, Las Merkel, comenzó a meterse a los asistentes a este pregón de Momo, o Moma, poco a poco en sus ardientes bolsillos, a punto de prender.

Pero no sólo de Merkel vive la mujer, ya que, desgranando cuartetas a cuales mejores, el frío reinante en la plaza, comenzó a tornarse calor gracias a la gracia. Gracia de chirigota ilegal, callejera y de esquina, de la que da el pellizco y hace sentir el orgullo de ser gaditano.

Por eso, cuando el abrigo de las chirigotas ilegales comenzaba a presentarse sobre las tablas del escenario de la céntrica plaza gaditana, el respetable se rindió a los encantos y el arte de esta chirigótica que, quizá, ha regalado al pueblo de Cádiz, uno de los mejores pregones de Momo, o Moma, que tenga cabida en las memorias, incluso de los añejos, que entiendan que un dios Momo pueda ser mujer.

De hecho, a partir de la noche de ayer, serán muchos los que solamente puedan poner cara de mujer al dios burlón del Carnaval, por obra, gracia y arte de Ana López Segovia. 

Y Momo se calentó, prendió y ardió, aunque en esta tierra, el hecho de que comience la Cuaresma no quiere decir que se acaben los carnavales. Es más, cinco días restan de fiesta arañados a la Cuaresma. O seis, si se cuenta el domingo de los jartibles o Carnaval Chiquito a celebrar el domingo 24 de este mes.

La antorcha que acercó la diosa Moma hasta Momo, un pelele al punto de combustión, fue una llama que no sólo daba fuego, y sí contagiaba ganas de Carnaval.

Viva esta diosa Moma y todas las chirigotas ilegales, callejeras o de esquina, punteras de verdad, que arroparon a una diosa que tuvo al calor de las llamas y de los que lo vieron, un justo homenaje.

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