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El idioma de las psicofonías

Aún me tiemblan las piernas cuando recuerdo una vieja cinta de cassette que aún conservo con las mejores psicofonías seleccionadas por Jiménez del Oso para la revista ?Más allá? y que durante muchos años nos quitó el sueño a buena parte de los aficionados a la radio nocturna...

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Aún me tiemblan las piernas cuando recuerdo una vieja cinta de cassette que aún conservo con las mejores psicofonías seleccionadas por Jiménez del Oso para la revista ‘Más allá’ y que durante muchos años nos quitó el sueño a buena parte de los aficionados a la radio nocturna y a aquellos programas misteriosos (nada que ver con lo que hace el señor Íker ahora). Al de Jiménez del Oso le siguieron dignos discípulos como Miguel Blanco con su ‘Espacio en blanco’ (aún en antena) o el desaparecido dueño de las noches Juan Antonio Cebrián con ‘Turno de Noche’ y ‘La Rosa de los Vientos’ (también en antena con todos sus colaboradores y su recuerdo).

Pero al grano. Un análisis (si es que alguna psicofonía lo tuviese) más pausado de esas voces de caverna, magnéticas, inaudibles en su mayoría, que dicen los eruditos de este tema (que al parecer hay unos pocos) son voces del más allá, de almas atormentadas me plantea una cuestión. ¿Porqué todas hablan en castellano? ¿Porqué las que se recogen en Alemania hablan un perfecto alemán y las que se recogen en Valladolid un perfecto español? ¿No hay ningún alma atormentada del siglo XVI o ningún inmigrante francés que chapurree con acento gabacho su psicofonía a la grabadora de tan insignes estudiosos? Pues me da a mí que a tenor de los registros no las hay. De lo que se puede deducir que o las psicofonías tienen un profundo sentido patrio y nacionalista español (en nuestro caso) o que como nos tragamos todos los bulos que nos ofrecen sin sentarnos a meditar un par de minutos, no son más que la propaganda caprichosa de un grupete de amigos que deben llevar años riéndose de todos nosotros, pobres mortales. 


Y eso es un poco lo que pasa con la política actualmente, que nos tragamos a los charlatanes que día tras día llenan las páginas y las ondas de los medios (nosotros no íbamos a ser menos, qué se creían) sin sentarnos a pensar qué nos están diciendo o qué pretenden conseguir con sus mensajes. Y nos lo dicen en un claro y perfecto castellano, ya sea con acento leonés o gallego, o con el bonico deje de Jaén. ¡Ea!, que aquí también tenemos quien nos trate como estúpidos.

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