El tiempo en: Benalmádena

Eutopía

Otra vez la mano de Dios es Argentina

He visto unos minutos -sólo unos minutos- al nuevo Papa Francisco I, el número 266 de los sucesores de San Pedro

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai

He visto unos minutos -sólo unos minutos- al nuevo Papa Francisco I, el número 266 de los sucesores de San Pedro. Lo he visto por la tele, después de su proclamación, y su imagen desprende cercanía, naturalidad, bomhomía. Rasgos de un perfil humano al que habría que añadir, por citar pronto, que tiene 76 años, es jesuita e hincha de los colores azul y rojo del San Lorenzo de Almagro.
     No obstante, hay un rasgo que no puede pasar desapercibido: Francisco I es un comunicador de altura, sabe transmitir, “se come la pantalla”, como diría un realizador de televisión .Sus palabras brotan con claridad, su sonrisa es natural como el agua fresca, se aleja del guión preconcebido, es espontáneo. En España hemos conocido -y admirado- a algunos compatriotas de Francisco I, buenos comunicadores, elegantes con la palabra, conocedores del balón. Son “arquitectos” capaces de ensamblar un discurso donde no faltan el rigor, la seriedad, el análisis. “Puro barroquismo latinoché”, me dice recordando a Umbral, el periodista Luis Eduardo Siles, que cierra con maestría cada noche ‘El Pelotazo’, en Canal Sur Radio. Con el amigo Siles, repasamos -a dúo- el listado con algunos nombres argentinos que han dado brillo al lenguaje y al fútbol: Jorge Valdano, Jorge D´Alessandro, Messi, Diego Pablo Simeone, Maradona... Es la palabra, sí, pero también -y es casi lo más importante-, la música, la melodía, el ritmo que tanto agradece el oído.
    Jorge Mario Bergoglio: fíjense que nombre más resonante. No me digan que no suena a delantero centro del Atlético Tucumán, del Boca Juniors o del San Lorenzo de Almagro. Delantero con fino olfato de gol para que le pusiera rúbrica en la radio a eso, al gol, la inconfundible voz de Héctor del Mar.
     El 22 de junio de 1986, en un partido de cuartos de final de la Copa Mundial de Fútbol, Diego Aramando Maradona, marcó en el Estadio Azteca de Méjico un gol con la mano. “Fue la mano de Dios “, dijo después Maradona, Argentina ganó 2-1 a Inglaterra.
     Ahora, otra vez, la mano de Dios es argentina. Como el Bar El Federal, la Plaza de Mayo o el Cementerio de La Recoleta. Como Jorge Mario Bergoglio -lo dicho: qué nombre más resonante-, el Papa Francisco I, el nuevo inquilino del Vaticano..

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN