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Sandero Stepway, ¿es posible dar más por menos?

Dacia desde hace tiempo ha tenido el privilegio de la dignidad que encierra una buena relación calidad/precio y ahora, con la reforma a que ha sometido a algunos de sus modelos, entre ellos el Sandero, se posiciona con mucho más interés ante los ojos de una clientela que no está para dispendios.

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  • Dacia Sandero Stepway. -

El Dacia Sandero dio, con el comienzo del año, una de las grandes sorpresas, al colocarse como el modelo más vendido en España durante el mes de enero, un resultado que venía a reforzar la impresión de crisis con este resultado de ventas en un coche de los llamados baratos, pero sumamente práctico e inteligente para atajar situaciones como esta.
La marca rumana del grupo Renault desde hace tiempo ha tenido ese privilegio de la dignidad que encierra una buena relación calidad/precio y ahora, con la reforma a que ha sometido a algunos modelos de su gama, entre ellos el Sandero, se posiciona con mucho más interés ante los ojos de una clientela que no está para dispendios.
A la reforma no se ha sustraído la versión todocamino del Sandero, denominada Stepway, en el mercado desde el año 2009, y que presume de ser la opción más accesible en términos económicos de este segmento de moda.
La remodelación se percibe visualmente en la dotación de las luces diurnas, la colocación de piezas de plástico en pasos de rueda y parachoques, los faros antiniebla, además de un color azul en la carrocería exclusivo de esta serie Stepway. Se han practicado algunos retoques de carrocería para posicionarse mejor en la protección a los peatones, pero el coche no pierde para nada su esencia.
En el interior destacan los elevalunas delanteros eléctricos, pues los traseros siguen siendo manuales, el cierre centralizado de las puertas y una pantalla en el centro del salpicadero para alojar el sistema de sonido con grandes caracteres y, como opción, un sistema de navegación.
En definitiva, una modernización que sienta bien al coche y que le promociona de cara a esas ventas que tan bien le han ido para comenzar el año.
Ofrece una vida a bordo muy austera, pero no por ello, miserable. Los asientos son cómodos, aunque la tapicería se muestre un poco resbaladiza, pero en el cómputo total se adosan bien a la morfología troncal de pasajeros que pueden ser bastante altos.
La posición de conducción es francamente aceptable con esa mayor altura desde el suelo y la panorámica frontal, lateral y trasera asumen buenos ángulos de visión.
Para viajar dispone de un maletero de 320 litros, en los estándares del segmento, y para cargar, con la fila trasera abatida, deja libres un total de 1.200 litros para objetos de singular tamaño. Esta faceta está bien cuidada.
La versión Stepway se dota de un motor diesel dCi de 1.5 litros con 90 CV de potencia, bastante sonoro en frío, pero luego en niveles mucho más tolerables. Es un propulsor que se estira bien desde las 1.700 revoluciones y demuestra más agilidad en las aceleraciones que en las recuperaciones.
Se acompaña de una caja de cambios manual de cinco velocidades, modificada también en sus escalonamientos con desarrollos un poco más largos.
El consumo se encuentra entre los puntos fuertes y eso que tiene una aerodinámica que no ayuda, pero esas transformaciones de motor han llevado a presentar en la prueba un registro que apenas ha sobrepasado los 5 litros de gasto en el promedio clásico de los cien kilómetros. Esta prestación redunda en los beneficios económicos del Sandero.
Circulando lo hace con el suficiente aplomo y nobleza. Reparte bien los pesos en la toma de curvas y no transmite al habitáculo vicios dinámicos, salvo algún que otro balanceo.
La dirección entrevé algún que otro desajuste en los movimientos de volante y el de las ruedas. Los frenos, aunque apuran al máximo, no se dejan querer del todo por un tacto esponjoso.
Ya sirvió a modo de introducción la imbatible faceta económica de este Sandero Stepway, un todocamino con reparos, pero con posibilidades en el campo ciertamente interesantes, aunque limitadas y un precio de venta de 12.500 euros que, con los beneficios del PIVE, se quedaría en 10.000. Desde esta perspectiva, no hay quien dé más por menos.
Pero, y en ese pero, la marca se guarda un as, con un equipamiento nimio, en el que hasta el aire acondicionado es opcional. Cierto es que este enriquecimiento del coche no resulta luego muy caro, pero a aras a una sinceridad estricta con los clientes, mejor sería aquilatar al máximo tarifas y equipamiento real.

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