Treinta años de espera... no es nada, es historia

Publicado: 02/04/2009
Sevilla tiene su metro tras treinta años de espera, una jornada para muchos histórica que tuvo su reflejo en los sevillanos, que acudieron en masa a probar su nuevo medio de transporte.
Tres décadas de espera, que no de obras, han tenido que esperar los sevillanos para contar con una línea de metro, inaugurada ayer como un hecho histórico por el presidente de la Junta, Manuel Chaves, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, el titular de Obras Públicas, Luis García Garrido, y los alcaldes de las ciudades del área metropolitana por las que discurren un suburbano doblemente metropolitano, y que recibió ayer una gran acogida por parte de los ciudadanos, que se lanzaron en masa a probar su nuevo servicio de transporte.


La línea 1 del Metro de Sevilla, que el presidente Chaves se comprometía ayer a completar con las tres restantes -aunque sin dar fechas- para cubrir todas las necesidades de la ciudad, tiene 18 kilómetros y conecta Sevilla con su área metropolitana, desde Montequinto, una barriada de Dos Hermanas, hasta las localidades de Mairena y San Juan de Aznalfarache, por eso es doblemente metropolitano. Su trazado discurre en parte por el exterior y casi trece kilómetros en subterráneo, usa algunos de los viejos túneles que se excavaron allá por el 77 cuando se inició el primer metro de Sevilla y viaja bajo el curso del Guadalquivir a su paso por la ciudad, un trazado sinuoso que quizás explique el movimiento y el ruido algo alto comparativamente con otros suburbanos.


La esperada línea 1 del metro, que ayer congregaba a partir de las dos de la tarde a miles de ciudadanos deseosos de probar y comprobar que es una realidad, no se pone en funcionamiento completamente operativa, puesto que de sus 22 estaciones, cinco no se abrirán hasta este verano, entre ellas la de Puerta Jerez (dicen que es la más espectacular), donde una filtración se tragaba un quiosco hace pocos meses.


Aún así, la seguridad es uno de los elementos que más destacan en este nuevo servicio metropolitano, no sólo por integrar todas las instalaciones y sistemas de control y comunicación destinados a su correcto y seguro funcionamiento, sino por la incorporación de puertas en el andén que evitan cualquier accidente y que se abren una vez que la unidad del tren para y fija el punto exacto de seguridad.


Completamente austero en las estaciones, domina el hormigón y el acero, la amplitud en los accesos y la mecanización para expender los billetes, que ya ha recibido alguna que otra queja de los usuarios, más que acostumbrados a la atención humana que a las máquinas. Con un precio de 1,30 euros el univiaje, la ventaja que ofrece es la tarjeta del consorcio metropolitano, que es recargable y que permite trasbordar en todos los servicios públicos del área metropolitana que estén consorciados y que incluye bonificaciones por consumo.


La comitiva que se encargó de inaugurar el metro -en una jornada que comenzaba en las cocheras hasta el Teatro Lope de Vega- no escondió en ningún momento su satisfacción, que tuvo su punto álgido cuando Lourdes Sánchez, primera de su promoción, echaba a andar oficialmente el primer tren tras hablar con Chaves en directo y a través de satélite desde el Teatro. Aunque reconocía su nerviosismo, esperó hasta que el presidente habló con el control de mando y dio la orden de salida de los metros, lo que fue recibido con un sonoro aplauso por parte del respetable. Se hizo el silencio mientras esperaba la joven su orden, ésta encendía las luces y el tren comenzaba a andar. Alguna lágrima que otra se vio aflorar en algunos de los presentes, incluido algún que otro periodista.


La que no pudo disfrutar de ese momento fue Concepción Gutiérrez, ahora diputada nacional y entonces consejera de Obras Públicas cuando allá por el 99 se daban los primeros pasos para la red de metro de Sevilla, sufridora de los primeros socavones de la calle República Argentina, de los retrasos de la tuneladora, del cambio de trazado por los restos arqueológicos de la calle San Fernando... Más de uno la felicitamos más a ella que al resto de los dirigentes políticos.


El metro, en el imaginario colectivo de los sevillanos


Decía Chaves que el metro de Sevilla “forma parte del imaginario colectivo” de los sevillanos. De hecho, subsiste la sensación de que el metro llega con treinta años de retraso, aunque las obras comenzaran en 2002. Incluso me crucé en el Teatro Lope de Vega con la mujer de uno de los jefes de obra que a finales de los años setenta vieron cómo aquellos túneles y enormes agujeros tuvieron que cerrarse “porque se llevaron el dinero para el metro de Bilbao”.


Quizás porque los agujeros estuvieron años sin cerrarse, quizás porque el tesón de políticos y técnicos no ha podido cambiar la desilusión de los sevillanos, muchos de ellos juran y perjuran que no se montarán en el metro. Pero a pesar de las críticas, de que hace más ruido de lo normal y de que tiembla en ciertas zonas más de lo aceptable, de que los vagones son idénticos al Metrocentro -el tranvía que circula por el centro- y la distribución no es la más amplia de las posibles, a pesar de eso, los sevillanos se tomaron ayer el día (igual que lo hicieron en el de pruebas) como si fuera la Expo. Alfredo Sánchez Monteseirín, en un discurso muy cercano al pregón, decía que las cosas grandes pasan en Sevilla en abril. Y así debe de ser, porque más de 30.000 personas se montaron en las primeras horas en el metro para probar su nuevo medio de transporte.


El reto es ahora conseguir que la conexión con el área metropolitana consiga descongestionar un tráfico que supera con creces la capacidad de las autovías que rodean Sevilla, sobre todo, por la zona del Aljarafe, y que pronto se haga realidad palpable el tranvía que conectará las ciudades de la corona metropolitana para que de verdad puedan hacer uso de este metro. Y si de verdad hacen las tres líneas que conectarían completamente la ciudad, el reto de sostenibilidad y movilidad estaría cumplido.


Ahora restan el metro de Málaga y el de Granada, las conexiones tranviarias de la Bahía de Cádiz, de Alcalá; los tranvías de Jerez, Jaén, Dos Hermanas, y el Corredor Ferroviario de la Costa del Sol. Y el eje ferroviario transversal, desde Huelva hasta Almería. Muchos millones, muchas inversiones, muchas obras y mucha paciencia, como la que ayer le agradecieron todos los políticos a los sufridos sevillanos.

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