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La familia que pide un piso, en libertad tras encadenarse

Eva María Muñoz cumplió su palabra y ayer se encadenó a la puerta de la Oficina del Parque Público de Vivienda de la Junta de Andalucía para exigir un piso social

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  • La Policía Nacional se lllevó al matrimonio detenido tras romper las cadenas que ataban a la mujer a la oficina. -
Eva María Muñoz cumplió su palabra y ayer se encadenó a la puerta de la Oficina del Parque Público de Vivienda de la Junta de Andalucía para exigir un piso social. Acompañada de su marido, Francisco Adolfo Márquez, esta vecina de Ubrique, que lleva diez días acampada en el lugar y en huelga de hambre para reclamar una solución a su situación, se amarró a la entrada de las dependencias autonómicas a primera hora de la mañana antes de la llegada de los funcionarios.
Los primeros trabajadores se encontraron con la papeleta. Atada con cadenas y un pitón, Eva María impidió el paso a la oficina como una manera de llamar la atención de quienes considera que deben ayudarla, arrenglando los documentos que le permitan acceder a una vivienda social.

Llegó la Policía Nacional
Sin cambios en su postura y firme en su lucha, los funcionarios tuvieron que llamar a la Policía Nacional para conseguir acceder a las instalaciones. Varios efectivos policiales se personaron en el lugar e intentaron convencer a Eva María para que abandonara su protesta y se desatara voluntariamente. No tuvieron éxito las conversaciones y los policías se vieron obligados a romper las cadenas y forzar los candados para desatar a Eva María y dejar el paso libre a la oficina.
Pasadas las ocho de la mañana los efectivos policiales liberaron a Eva María de las cadenas. Pero se la llevaron detenida, junto a su marido, a la Comisaría Provincial. Allí permanecieron durante algo más de tres horas. “La Policía se ha portado muy bien”, explicó Eva María, mostrando su agradecimiento por el trato. “Querían llevarme al hospital, pero yo me negué, y me obligaron a comer dos magdalenas, para no ir al hospital. También nos dejaron salir a la calle a hablar por teléfono. Ha sido una detención muy extraña”, relató.
Sobre las 11.30 horas, Eva María y Francisco pasaron a disposición judicial.Los trasladaron a los juzgados para declarar por un presunto de delito de coacciones. El matrimonio permaneció allí una hora y media, donde se les asignó un abogado de oficio. Según comentó Eva María, “no hemos llegado a declarar ante el juez. El abogado habló con él y éste dijó que no era un delito, que se queda en una falta”.

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