Si usted es de uno de esos a los que la política ya le tiene cansado; que está harto de sentarse cada día a la mesa con el tema de la investidura (o no) de Pedro Sánchez; o que se apena con las imágenes de Siria. Y si por el contrario es usted de los que le gusta oír llegar el tiempo que se nos avecina y que entra en las iglesias intentando descubrir pasos a medio montar; que aprieta el reloj para poder sacar algún momento del día para pasear por nuestras calles y disfrutar de esta primavera adelantada, entonces, si usted es uno de estos, no deje de acercarse por la sede del Círculo Mercantil en la calle Sierpes, esa enorme priostería que Práxedes y los suyos han rescatado desde hace años, para deleitarse con las obras de dos maestros de la fotografía.
Corra, porque a la exposición acaba hoy. Corra, porque es de las mejores maneras que va a tener en esta Cuaresma de oír llegar lo que tiene que llegar a partir del próximo 20 de marzo. Y no tenga prisa por acabar: deléitese en lo que va a ver.
De José Manuel “Silva” (así, con estas comillas) ya sabíamos que era el maestro de las sombras, de la escala de grises, del blanco y negro. Pero por si quedaba alguna duda, ahí nos deja una muestra, porque en su casa tiene mucho más, de lo que es esto. Imágenes a las que le saca el alma, a las que les da la vida. Y sin una pizca de color. Con lo difícil que tiene que ser eso para los profanos en esto de la fotografía como yo. “Silva” presenta una selección de 69 imágenes bajo el sugerente título de “Luz como brisa”. A decir verdad -uno tiene sus debilidades- permítanme que les diga que he descubierto en ellas matices que jamás supe que existieran.
Frente a esta amalgama de grises, Juan Carlos Hervás muestra 40 imágenes que nada tienen que ver con las de su colega de profesión: color, calle, detalles… Fotografías imposibles, captadas con la velocidad de quien está en el sitio en el momento adecuado. Detalles que no le dejarán impasible y algunos con una sugerente y simpática explicación, sin perder la compostura y las “reglas” de la buena calidad. A Hervás tuve la suerte de conocerle hace ahora un año, gracias a la luz de la candelería del Patrocinio, y desde entonces he seguido su obra. Les aseguro que ha merecido la pena. El título de su muestra es toda una declaración de intenciones: “Sevilla, templo de luz”.
Corra, insisto que hoy es el último día. Hasta las 9 de la noche tienen tiempo de disfrutar de la mejor de las vísperas. Enhorabuena a ambos por este regalo de lo que está por venir.