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Jerez abre sus puertas a la llegada de sus romeros

La romería del Rocío ya es historia para la ciudad. Lo será cuando sobre las nueve de esta noche la Hermandad de Jerez alcance su meta en la Alameda Cristina, evocando los recuerdos vividos y trayendo aromas de Doñana

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  • La Virgen del Rocío a su paso la mañana del lunes por la Hermandad de Jerez -
Esta noche, en torno a las nueve, llegará a la Alameda de Cristina la comitiva rociera de la hermandad de Jerez que vuelve a la ciudad tras haber sido reconfortados por la presencia ante la Blanca Paloma. Atrás queda un duro camino de ida marcado por el excesivo calor y un persistente viento de levante, y otro de vuelta mejor climatológicamente hablando, ya que han predominado el poniente y las temperaturas agradables, además de la intimidad de los últimos días en los que ha disminuido considerablemente el número de peregrinos que acompañan al Simpecado morado.
Antes de llegar todos tendrán en su mente los instantes grandes del fin de semana de Pentecostés. La presentación de la hermanad ante la Virgen fue un momento irrepetible al lucir la carreta de plata de manera diferente, por estar ésta elevada por unas ruedas aptas para ser tiradas por bueyes, de mayor altura, donadas por la hermandad de Sanlúcar, que subieron la altura de la misma. Destacó como siempre la caballería de Jerez que en esta ocasión fue acompañada por una docena de jinetes de la hermandad de San Martinho de la localidad portuguesa de Golega, luciendo las capas púrpuras que portan en la peregrinación que llevan a cabo anualmente en la población lusa.
El domingo comenzó con aires de despedida. Presidio el pontifical el cardenal de Sevilla fray Carlos Amigo Vallejo, en la que podría ser su última visita al Santuario como arzobispo hispalense.
El rosario marcó en la medianoche los momentos previos al salto de la reja, o la bajada de la Virgen, como a los almonteños antiguos les gusta llamar a ese instante. Se estrenó para la ocasión la réplica del Simpecado del siglo XVII, que recientemente ha realizado el sevillano taller de Santa Bárbara. Poco antes de las tres de la mañana comenzaba la procesión del Rocío que llegaría a su máximo apogeo para los jerezanos cuando el paso de los seis varales encaró la casa de la calle Almonte, que esos días es el epicentro del Jerez rociero. Cinco minutos para la gloria, instantes en los que los paisanos trasladaron con sus salves, sus palmas por bulerías y sus sevillanas todas sus peticiones a la Blanca Paloma y al Pastorcito Divino.
Con todo en el recuerdo, los rocieros han dejado hoy atrás Marismillas, donde han pasado la última noche de camino. Almorzarán en Ventosilla y en el Barroso cambiarán las flores para lucir a la ciudad entera el esplendor de la carreta del Simpecado. Ya en la ciudad se visitará a los enfermos del Hospital San Juan Grande, al antiguo Sanatorio de Santa Rosalía, se rendirá pleitesía a la patrona, la Virgen de la Merced y se saludará a las hermandades que esperarán a su paso. No faltarán como siempre la Piedad, el Prendimiento, la Buena Muerte, el Transporte, el Desconsuelo, la Soledad, la Estrella, el Nazareno y el Huerto. Finalizará el día con el rezo de la salve en agradecimiento a la Virgen por la vuelta y esta noche mientras se intente conciliar el sueño se pensará en un próximo Rocío. Será el 23 de mayo de 2010.
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