Cuando los buenos decidieron que eran los únicos buenos, cayeron en la cuenta de que ninguno de los buenos era cargo público y decidieron, entonces, tomar la calle. Porque la calle, la gente o el pueblo (permítanme que a estas alturas ya tenga un considerable caos) no estaba representada.
Hasta entonces, como todos saben, los representantes del Gobierno y las cámaras legislativas y ayuntamientos estaban impuestos unos por Franco y otros por alguna otra fuerza religioso-militar, pero la gente no había podido votar ni elegir y, claro, los representantes (únicos y exclusivos) de la gente, tenían que irse a la calle a rodear el Congreso.
Pasó el tiempo, se presentaron (los buenos, claro) a unas elecciones (se ve que antes de ellos ya existían) y la España fascista y empleada subordinada del Ibex35 se empeñó en darle unos resultados moderados que les impedían llegar al poder.
No obstante, exhibieron cánticos y consignas de que “ahora sí” estaban los representantes de la gente en las instituciones. Ahora sí estaban los buenos dentro y, por tanto, había menos de los malos. Cuánto alborozo, ya teníamos la gente a nuestra gente dentro pudiendo mejorarnos la vida; por fin democracia real y parecía que la paz llegaba a nuestro país.
Los buenos pensaron que aun podían conseguir mejores resultados porque la gente, su gente, el pueblo, ganaba debates en twitter y en facebook. Y provocaron unas nuevas elecciones donde la mayoría en redes sociales no se convirtió en mayoría en votos. Y claro, no podía ser fallo de los buenos.
Había vuelto a consumarse una perversión del sistema contra la gente.
Cómo se les ocurre a sus señorías que después de dos elecciones vayan a dejar que gobierne el más votado (en las dos ocasiones de forma consecutiva y ampliada en la segunda) y no quien más tuitea.
Eso no es democrático, sino un claro golpe de estado perpetrado por los herederos directos del franquismo y los defensores de los intereses del Ibex35.
Salir a la calle a protestar por algo que no te gusta es no solo legal, sino justo. Pero pretender hacernos ver que la democracia no es democracia salvo que el resultado sea el que me gusta es antidemocrático, propio de dictaduras y de tiempos pasados. Señores, acepten la democracia, el juego de las mayorías y las minorías, trabajen desde donde se les paga e intenten conseguir más votos para las próximas.
Lo mismo, para las próximas elecciones les viene mejor rodear los colegios electorales para que solo puedan votar los buenos, los suyos. Mientras tanto, son ustedes chusma pura y dura.