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¿Es jaén la última?

Esta semana hemos conocido un nuevo informe del que nuestra ciudad no sale bien parada, otro más que sumar al de la Caixa que ya nos situaba en la cola del ránking económico...

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Esta semana hemos conocido un nuevo informe del que nuestra ciudad no sale bien parada, otro más que sumar al de la Caixa que ya nos situaba en la cola del ránking económico, o el de la OCU que nos ponía en los  últimos lugares en lo que a limpieza de calles se refiere. Si bien cuantificar el paro y datos económicos no admite muchas dudas porque se atiene a variables reales registradas, lo que nos viene a contar el estudio de Merco Ciudad es más discutible. En él se nos cuenta que  Jaén es la última capital andaluza en el ránking de mejor ciudad para vivir, última también en el de mejor ciudad para divertirse y  penúltima (ahí Huelva pierde) en el apartado de mejor ciudad para  visitar. Y comparando datos con toda España también vamos en el vagón de cola. Cuantificar cuál es la mejor o peor ciudad para vivir me parece muy subjetivo porque, aunque es cierto que en nuestro Jaén hay muchas carencias también es verdad que aquí no caminamos por las calles con el miedo de que te explote una bomba a tus pies, no vivimos  estresados como en Madrid o Sevilla, y te ponen tu tapita gratis al consumir una cerveza fresquita. Pero la verdad es que resulta que para los foráneos -que es a quienes hay que hacer caso en las valoraciones- Jaén es una ciudad que permanece igual que hace varias décadas.
Esa  sensación real de que no se crean nuevas infraestructuras es la que no  nos deja prosperar y esa es la queja y la lectura que debemos sacar de todo esto. Es cierto que para el desarrollo económico y laboral la ciudad ha de contar con más y mejores medios de comunicación: AVE,  autovías, aeropuerto en el futuro, etc. Y aquí es donde pecamos todos  cuando vemos a políticos de la tierrra que se conforman con que hagamos transbordo de tren en Córdoba o cuando se conforman con ponerle al aeródromo granadino el añadido de Jaén. Y sería de recibo que los poderes empresariales sumaran fuerza para reclamar a la clase política un trato digno para Jaén, pero lo que se ve es que se hace mutis por el foro y, peor aún, se suman a las tesis de que Jaén no merece ni necesita nada más. Mientras tanto vemos como las demás capitales andaluzas crecen espectacularmente: Granada haciendo de su Parque de las Ciencias uno de los mejores de Europa o Almería dando un  cambiazo espectacular a su urbe. Nosotros seguimos desarrollando nuevos barrios, como el del Bulevar, con calles estrechas de pueblo sin prever el futuro. Y mientras a Málaga la Junta le invierte una auténtica fortuna en el magnífico museo Picasso aquí no han sido ni siquiera capaces de levantarnos el museo Íbero, ni el del Renacimiento, ni el del Aceite, ni de las Vanguardias ni de nada.  Seguimos igual. Hoy todos las capitales andaluzas disponen de un Palacio de los Deportes que les permite celebrar competiciones deportivas, sociales y culturales, pero existe una excepción, imaginen  cuál. Y así podríamos seguir y seguir. Por eso cuando se analiza de qué carece Jaén, por qué permanece en el ránking de cola de todos los parámetros medibles, no debemos culpar a nuestra ciudad sino a quienes  la hacemos así. Que Jaén siga en los puestos del subdesarrollo se debe a la permanente mentalidad pasota de una clase política (los de ahora, los de antes y los de antes de antes) poco ambiciosa y que sigue los dictados de Sevilla: que Jaén siga así se debe al silencio cómplice de los sectores empresariales, sindicales y sociales que deberían empujar hacia adelante, exigir todo lo bueno para Jaén y no permanecer mudos. Con estas actitudes entre todos se conduce al pueblo de Jaén a ser conformista hasta su perdición, tal vez una técnica. Hasta el punto de que cuando alguien pide inversiones para Jaén no es visto con buenos ojos. Y es justo al revés. Será porque algunos le quieren dar la vuelta a todo como sea, incluso a  las estadísticas.

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