El consejero de Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, estableció ayer que la fusión de Caja Madrid “no debe tener ningún componente político, sino técnico, basado en motivos económicos de solvencia y de estrategia puramente económica”.
Esa misma línea defendió la entidad madrileña, que en la presentación de resultados trimestrales a finales de julio admitió que estudiaba procesos de fusión, que estarían regidos por criterios económicos.
Entre las posibilidades que se han barajado dentro de Caja Madrid figuran la unión con la CAM, Caixa Galicia o incluso Caixa Catalunya, aunque la falta de maduración impidió que el consejo de administración de la entidad madrileña tratara el asunto el pasado julio.
Caja Madrid se ha encontrado ya con la cautela de Caixa Galicia y las reticencias de los tres grandes partidos gallegos a una operación de ese tipo.
De hecho, el PP, el Partido Socialista de Galicia y el BNG abogaron ayer por que las cajas de ahorro radicadas en esa comunidad autónoma mantengan su carácter gallego.
Se trata de un asunto “de país”, señaló el responsable de economía del PP en Galicia, Pedro Puy.