Compartimos el mensaje que, parafraseando la canción de Serrat, lanzó el alcalde en el acto de constitución de la asociación público-privada Sevilla Futura, en el sentido de que era un gran día para la ciudad porque no es fácil reunir a una quincena de grandes empresas (IBM, Telefónica, Vodafone, Airbus, Cisco, Endesa…) para apostar por la innovación en la capital de Andalucía. En principio, desde la sede del CREA en San Jerónimo, y posteriormente, una vez que sean rehabilitadas con cargo al proyecto Edusi de la Unión Europea, en las naves de Renfe del mismo barrio. La iniciativa se resume en convertir Sevilla en laboratorio urbano para el desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías, como ya se hizo con el plan de protección de la pasada Semana Santa.
O innovar o languidecer. No hay más opciones que éstas en el mundo globalizado del siglo XXI. Mientras en Sevilla se constituía esta asociación, en la ciudad francesa de Nantes, patria de un visionario como Julio Verne, se presentaba la primera vivienda social impresa en 3D del mundo con una tecnología propia desarrollada por un consorcio público-privado similar al hispalense y para dar respuesta a la necesidad de construir más viviendas públicas de forma más rápida y más barata. Las urbes buscan soluciones tecnológicas avanzadas a sus necesidades primarias. Nos felicitamos por que Sevilla quiera ser un laboratorio de +D+i en sí misma.
