¿Llegaremos a vivir cien años?
Desde 1950, la esperanza de vida en los países ricos ha aumentado hasta en tres décadas
A pesar de las enfermedades crónicas, las personas viven más años y con menos discapacidades
Muchas personas viven el doble de tiempo que cien años atrás, y se prevé que esta diferencia aumente en el futuro. Se envejecerá con mayor calidad de vida y menos discapacidades. Así lo confirma un estudio publicado en The Lancet , consultado por este medio, y que ha sido corroborado por especialistas austriacos, que relacionan una determinada molécula con la duración de la vida celular. Esta información se conoce pocos días después de la entrega del premio Nobel de Medicina 2009, que ha galardonado a los descubridores de los telómeros, claves en el proceso de envejecimiento.
Y es que el aumento de la población debido a una mayor esperanza de vida no siempre supone un coste creciente para el Estado. La edad tampoco tiene por qué estar reñida con una buena calidad de vida. Investigadores del Max Planck Institut (Alemania) y del Centro danés del Envejecimiento han analizado el desarrollo demográfico y la incidencia de enfermedades en más de 30 países industrializados. La conclusión es que la mayoría de los niños que nacerán en el futuro en estas regiones podrían llegar a ser centenarios.
Hace 150 años que se sigue un patrón constante y estable de crecimiento, sin descensos. Desde 1950, la esperanza de vida en los países ricos ha aumentado además en tres décadas. Este incremento se ha acelerado a partir de 1970, debido al progreso en la tasa de supervivencia de las personas ancianas.
El límite podría situarse alrededor de los 150 años. “Cuando las esperanzas de vida se acerquen más a él, esta tendencia debería ralentizarse”, puntualiza Kaare Christensen, del centro danés e investigador principal del trabajo.
Para mantener la tendencia al alza hay que incrementar la tasa de supervivencia de las personas mayores. A pesar del aumento de las enfermedades crónicas, no sólo se vive más años que antes, sino que se tienen menos discapacidades y limitaciones. Se logran avances médicos, los trabajos que requieren esfuerzo físico disminuyen, se presta más importancia a la alimentación y se practica más deporte. En todas las franjas de edad son frecuentes unas pautas de conducta más sanas.
Los resultados indican que entre el 30% y el 40% de los individuos estudiados, de 92 a 100 años, eran autónomos para las actividades de la vida diaria. Otro estudio reciente en Estados Unidos llevado a cabo con supercentenarios de entre 110 y 119 años mostró que, incluso a esta edad, el 40% de las personas eran independientes o necesitaban poca ayuda.
Y es que el aumento de la población debido a una mayor esperanza de vida no siempre supone un coste creciente para el Estado. La edad tampoco tiene por qué estar reñida con una buena calidad de vida. Investigadores del Max Planck Institut (Alemania) y del Centro danés del Envejecimiento han analizado el desarrollo demográfico y la incidencia de enfermedades en más de 30 países industrializados. La conclusión es que la mayoría de los niños que nacerán en el futuro en estas regiones podrían llegar a ser centenarios.
Hace 150 años que se sigue un patrón constante y estable de crecimiento, sin descensos. Desde 1950, la esperanza de vida en los países ricos ha aumentado además en tres décadas. Este incremento se ha acelerado a partir de 1970, debido al progreso en la tasa de supervivencia de las personas ancianas.
El límite podría situarse alrededor de los 150 años. “Cuando las esperanzas de vida se acerquen más a él, esta tendencia debería ralentizarse”, puntualiza Kaare Christensen, del centro danés e investigador principal del trabajo.
Para mantener la tendencia al alza hay que incrementar la tasa de supervivencia de las personas mayores. A pesar del aumento de las enfermedades crónicas, no sólo se vive más años que antes, sino que se tienen menos discapacidades y limitaciones. Se logran avances médicos, los trabajos que requieren esfuerzo físico disminuyen, se presta más importancia a la alimentación y se practica más deporte. En todas las franjas de edad son frecuentes unas pautas de conducta más sanas.
Los resultados indican que entre el 30% y el 40% de los individuos estudiados, de 92 a 100 años, eran autónomos para las actividades de la vida diaria. Otro estudio reciente en Estados Unidos llevado a cabo con supercentenarios de entre 110 y 119 años mostró que, incluso a esta edad, el 40% de las personas eran independientes o necesitaban poca ayuda.
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