Después de su aún reciente designación tomó posesión junto al resto de su equipo de La Permanente, en el transcurso de una solemne eucaristía dirigida en la parroquia de San Francisco por el asesor espiritual del Consejo, el sacerdote Juan Manuel Sotelo. Se da la circunstancia de que el difunto esposo de Mari Nieves Sánchez, Antonio Oñate, ya fue presidente del Consejo; un hecho que, de un modo u otro, le ha alentado en el paso dado. No obstante, la experiencia de Mari Nieves Sánchez en su queridísima hermandad de la Vera Cruz ha sido determinante.
—El 18 de enero es un día ya imborrable en su vida como cofrade. Daba el sí quiero a la presidencia del Consejo y tomaba posesión...
—Es un día inolvidable pero porque comienzo una nueva etapa en mi vida. Me siento muy ilusionada, con el reto de empezar a trabajar cuanto antes con las hermandades.
—Experiencia no le ha faltado...
—Cierto. No es que conozca en profundidad cómo funciona el consejo, pues estoy en ello, pero por los testimonios recibidos y por la implicación de la familia, ya sabía algo sobre el funcionamiento de este órgano. Mi esposo estuvo ocho años como presidente del consejo y de algún modo lo acompañé. Eso me ha ayudado a dar el paso.
—En su toma de posesión ya nombró a su marido porque era el momento...
—Fue un momento muy emotivo y muy importante, aunque lo pasé un poco mal por los nervios. Siempre he estado acompañada por mi marido en todos los actos importantes de mi vida, y lógicamente ese día lo eché en falta de manera especial. Esa situación te hace ponerte algo nerviosa.
—¿Qué experiencia de la Vera Cruz se lleva al Consejo?
—Mucha experiencia y muchas cosas vividas. Una experiencia que me ha ayudado a dar el paso.
—El equipo humano que acompaña una empresa siempre es importante. ¿Cómo definía a su equipo en La Permanente?
—Me acompaña un equipo bastante competente, un equipo joven y con ganas de trabajar, que es lo importante, es decir, que haya una base para tirar para adelante.
—¿Algún consejo recibido del asesor eclesiástico y de sus compañeros?
—Que tenga ánimos, que no me aburra y siempre tire para adelante, aunque sé que me encontraré no con problemas, sino con distintas opiniones. Pienso que es bueno que se discrepe.
—Sobre todo cuando existen tantas hermandades...
—Es difícil poner a tanta gente de acuerdo, pero creo que hablando se entiende la gente y todo se puede consensuar. Hay que escuchar siempre y respetar las opiniones de los demás.
—Mes de abril, Semana Santa a la vuelta de la esquina. ¿Cómo marchan los preparativos?
—Después de la toma de posesión, la presentación al obispo y al Ayuntamiento, la elección del cartel de la Semana Santa de este año y otras actividades, ahora estamos pendientes a la presentación del cartel y a otros actos en la antesala cuaresmal. Tenemos reuniones semanales e iremos reuniéndonos con los hermanos mayores para organizar la Semana Santa. El tiempo corre y apremia y hay que hacerlo todo sobre la marcha.
—¿Qué objetivo u objetivos se marca como presidenta del Consejo de Hermandades?
—Sobre todo que estemos todos unidos y seamos buenos cofrades. La unidad y que todos vayamos a una es muy importante, que no haya rivalidad... Hay que partir de esa base y discutir las cosas entre todos para que lleguen a buen cauce.
—Se dejaba caer por parte del alcalde hace unas semanas la posibilidad de que se celebrase una procesión magna con motivo del 750 aniversario de la anexión de Arcos a Castilla. ¿Nos podría avanzar algo más?
—Tengo que ser muy prudente con ese tema, pues hay que hablarlo con el Obispado como el principal organismo que autorice esa procesión, y por supuesto hay que hablar con los hermanos mayores. Acabo de llegar al cargo y prefiero ser prudente, aunque personalmente me gustaría.
—Por lo demás, la caridad, la formación y el culto siguen siendo los pilares de su empresa...
—Por supuesto, porque hay que tener caridad con los demás y tener humanidad.
—Mucha suerte en su mandato de cuatro años.
—Espero tener esa suerte. Dentro de cuatro años veremos qué ocurre.