Álvaro Garrido, el flamante fichaje del club del Antonio Barbadillo, también conocido en sus inicios como futbolista por el apelativo cariñoso de “Alvarito”, es un jugador nacido en Bornos y criado futbolísticamente en la localidad vecina, donde comenzó su andadura como futbolista en los escalafones inferiores de la U.D. Bornense, destacando por su habilidad y rapidez en la banda derecha del conjunto blanquiazul, en el que empezó a demostrar sus cualidades como deportista en el antiguo campo de tierra.
Como cualquier jugador en periodo de formación, llevaba las ganas y la ilusión por bandera, “intentando hacer las cosas bien, como todo el mundo. Cuando eres pequeño todo cuesta más, pero los entrenadores suelen poner a los más jóvenes y aproveché las oportunidades que me dieron”. Álvaro intentaba hacerlo lo mejor que sabía y cuando cumplió los 15 años coincidió con ‘Sanlúcar’, que le hizo su primera ficha y contó con él para dar sus primeros pasos en el Bornense. “Sanlúcar fue quien me dio la confianza necesaria para tomarme en serio este deporte haciéndome debutar con el equipo sénior. Después, Aurelio Santos, director deportivo de la cantera del Real Betis, fue el siguiente que apostó por mí llevándome al club de Heliópolis”.
Álvaro Garrido recaló en el Écija Balompié tras descender a Tercera División con el Betis B la temporada 2012-13, y fue cedido al club astigitano. Al finalizar la temporada 2013-14 llegó a un acuerdo con el Betis B para rescindir su contrato con el club de la avenida Reina Mercedes y se marchó a tierras extremeñas para jugar en el Villanovense, donde consiguió clasificarse en cuarta posición lo que le valió para jugar la promoción a Segunda B, lo mismo que le ocurrió en la U.D. Socuéllamos, el ‘Yugo’, a la siguiente temporada (2015-16), donde coincidió en la plantilla con el arcense Zurdo ‘el Liqui’. “En el ‘Yugo’ tuve una buena experiencia consiguiendo formar un gran grupo, en especial, con los veteranos de la plantilla como Calle, Diego Rivas o Zurdo, y firmamos una segunda vuelta espectacular. Fue mi mejor etapa como futbolista”. Luego se marchó a tierras del norte, al Barakaldo C.F., donde terminó en el puesto número 13 de la liga la pasada temporada. De ahí se fue al Lorca Deportiva durante el transcurso de la temporada 2016-17, completando cinco campañas seguidas jugando en clubes de Segunda B, tres en el grupo IV y dos en el grupo II.
Se trata de un jugador que ha militado en auténticos equipazos de la Segunda B, como los mencionados con anterioridad, y sorprende que pese a su corta edad, 22 años, haya pertenecido a clubes tan potentes y que su paso por los mismos haya sido tan corto, sin repetir dos temporadas consecutivas en alguno de ellos. “Bueno, cada año voy buscando metas y objetivos nuevos. Al acabar cada campaña estudio si el club al que pertenezco me puede favorecer al año siguiente o no, y siempre me he cambiado de equipo pensando en mejorar lo que ya tenía y buscando siempre mi bienestar y mi mejoría”. Y llega la hora de autodefinirse como jugador de fútbol, algo que a la mayoría de compañeros no les gusta abordar.
Álvaro no se arruga en contestar: “suelo ser inteligente, pícaro, con un buen uno-contra-uno, muy habilidoso con el balón en los pies, trabajo en equipo y hago trabajar a mi equipo… poco más te puedo decir. El que sepa de fútbol o el que esté acostumbrado a ver futbolistas te podrá contar algo más”. Álvaro ha jugado toda su vida futbolística en la banda izquierda. Al ser diestro, le gusta ‘meterse’ para dentro y hacer diagonales, pero tampoco tiene una zona acotada de la que no pueda salir. “Si me ponen en la banda derecha, allí juego; si me ponen en el centro del campo o por detrás del punta, ahí juego yo. Intento acomodarme a todas las zonas del ataque”.
Al acabar la temporada en el Lorca Deportiva con el ascenso a Segunda B, el director deportivo del club murciano le comunica que no va a seguir contando con él. Álvaro trata de pelear por su contrato para quedarse allí y que el director deportivo continúe confiando en sus cualidades, pero llega el día del cierre del plazo para los fichajes –el 1 de septiembre- y el futbolista bornense recibe el finiquito, el temido despido. “Ese mismo día regresé a mi pueblo y hablé con el Arcos para que me dejara entrenar y así no perder la forma, aunque el ritmo de competición se adquiere jugando partidos. Después de pensarlo bastante, el club me dio de alta en la plantilla y aquí estoy con ellos intentando hacer un buen año y un buen grupo para disfrutar del fútbol de nuevo”. Adolfo Muñoz fue quien más puso de su parte para que Álvaro se quedara en el club. “Fue el primero que decidió confiar y apostar por mí cuando me vio y le agradezco al míster que me haya dado la oportunidad de competir en el Arcos. Haber si se lo puedo devolver con la misma moneda”. El bornense solo conocía en el Arcos a Zúñiga y a Maqui, con el resto no ha coincidido. Su debut con la casaca blanca no pudo ser más exitoso, al lograr el primer gol arcense en Lucena con un disparo raso desde el borde del área. “Mis sensaciones fueron muy buenas.
Como todo jugador en su debut lo que quiere es marcar un gol y que su equipo gane, con mejor sabor de boca no te puedes ir, pero fue un partido muy sufrido donde tuvimos que defender muy bien, correr mucho y plantar cara a un buen rival al que le gustaba tener la pelota y llegar por las bandas. Fuimos un equipo defensivamente muy fuerte y en el plano ofensivo aprovechamos las ocasiones que tuvimos y más contento no me pude venir”.