“Con estos precios muchas hectáreas de olivar dejan de ser rentables para los agricultores. Hay que tener en cuenta que un profesional cobra unos 30 céntimos por un kilo de aceitunas recolectadas, cuando ya sólo recogerlas les supone de 24 a 28 céntimos cada kilo, por gasto de gasoil y maquinaria. Es totalmente inviable”, denunció Baldomero Bellido, técnico de olivar de Asaja en la comarca de Antequera.
Más de diez años
La situación no era tan preocupante en el campo, y en concreto en el sector de la aceituna, desde hace más de diez años. El problema estriba en la alta atomización de la oferta y en la fuerza que ejercen los compradores, definidos como unos pocos y fusionados. “La solución a nuestros problemas pasaría por un proyecto de venta conjunto en el que se definieran estructuras comerciales dentro de la producción”, resaltaron desde el grupo aceitero Hojiblanca.
En este punto, el verdadero enemigo de los agricultores son las empresas envasadoras, que han forzado a bajar los precios de salida del aceite. No obstante, esta menor rentabilidad que sufre el profesional luego no se traduce en una mejora económica para el consumidor, que sigue pagando los mismos precios por el oro verde. Así, el diferencial entre productor y consumidor supera el euro.
El campo no iba a ser una excepción y la situación de crisis le está afectando al igual que al resto de sectores económicos. Al aumento de los costes de producción se suma la bajada de los precios por las cosechas. El ejemplo más directo se encuentra en la campaña del aceite, que en la provincia de Málaga va a ser especialmente “mala” con una reducción de la producción estimada en un 20%. Así, de las 68.000 toneladas de aceite obtenidas la pasada campaña, se prevé para este año apenas 55.000 toneladas. “Además, al haber menos cosechas los costes de recolección aumentan. Estamos más perjudicados que otras provincias porque recoger un árbol que está a media carga siempre es más caro”, lamentó Baldomero Bellido, técnico de Asaja en Antequera. Todo esto ha provocado que muchas hectáreas dejen de ser rentables, hasta el punto de que el agricultor se está planteando recoger la aceituna.
Además de la reducción de la producción, también experimentará un descenso el jornal que reciben los agricultores, situándose en unos 40 euros, cuando la pasada campaña superaba los 50. La reducción en el salario ha venido marcada, de forma directa, por el creciente paro y el exceso de disponibilidad de mano de obra existente en el mercado.