Hace un año, el 7 de octubre de 2023, Maya Villalobo, una joven sevillano-israelí, fue asesinada por los terroristas de Hamás mientras cumplía su servicio militar en Israel. Maya, quien habría cumplido 20 años el pasado 1 de octubre, era una joven llena de vida que amaba tanto a su familia como a sus amigos. En este primer aniversario de su muerte, su padre, Eduardo Villalobo, ha viajado a Israel para visitar la tumba de su hija en plena escalada del conflicto en Oriente Medio.
En una entrevista concedida a Infobae, Eduardo compartió sus recuerdos de Maya, describiéndola como una persona que "fue toda amor, toda amistad y toda felicidad". Maya disfrutaba de la vida al máximo: trabajaba en una pizzería, pasaba tiempo con su madre, ayudaba a sus abuelos y cuidaba de su prima Shaya. Cada semana, durante el shabbat, compartía momentos con el resto de su familia. Era una joven activa que también disfrutaba de pasar tiempo con sus amigos, ya fuera tomando un café o charlando en un banco cerca de su casa, desde donde contemplaban el skyline de Tel Aviv.
Maya tenía un fuerte vínculo con España, especialmente con Sevilla, la ciudad de su padre. Amaba visitar la ciudad en Semana Santa y durante la Feria de Abril, y no perdía la oportunidad de pasear por sus calles en cualquier momento. Eduardo recuerda que su hija también tenía interés en Madrid, donde disfrutaba del bullicio de la Gran Vía durante la Navidad. Maya soñaba con seguir viajando y, tras completar su servicio militar, tenía planes de recorrer el mundo con sus amigas, una práctica común entre los jóvenes israelíes tras finalizar su etapa en las Fuerzas Armadas.
El 7 de octubre de 2023, el ataque de Hamás interrumpió brutalmente los planes y la vida de Maya. Su familia, tanto en España como en Israel, sigue sufriendo su ausencia. Eduardo recuerda especialmente el último contacto que tuvo con su hija la noche anterior a su asesinato. "Te quiero, papito", fueron las palabras con las que Maya terminó la llamada, un gesto de cariño que se ha convertido en un doloroso pero valioso recuerdo para su padre.
Durante los ataques del 7 de octubre, una de las compañeras de Maya logró escapar del fuego enemigo y, a través de ella, su madre Galit recibió un mensaje en hebreo alrededor de las 9:30 de la mañana: "Mami, estoy bien. Te quiero mucho". Ese fue el último mensaje que la familia recibió de Maya antes de que su vida fuera arrebatada. La familia ha expresado su frustración ante las circunstancias del ataque, señalando la falta de reacción rápida por parte de las autoridades militares, lo que pudo haber evitado el fatal desenlace.
A pesar del inmenso dolor, Eduardo ha optado por no dejarse consumir por el odio. En declaraciones a ABC, subraya que los terroristas "han perdido su batalla conmigo" y que, a pesar de la tragedia, no odia a quienes perpetraron el ataque ni a la población que dicen defender. Su enfoque se centra en recordar a Maya por la persona que fue en vida, una joven que irradiaba amor y alegría, y en buscar justicia a través de los tribunales.
El caso de Maya sigue abierto en la Audiencia Nacional, aunque Eduardo es consciente de que es posible que no se logre juzgar a los responsables directos. Aun así, decidió personarse en la causa para conocer todas las circunstancias alrededor del asesinato de su hija y para que la justicia humana prevalezca sobre el odio y el terror.
