La tercera jornada del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular comenzó con
una reflexión profunda sobre la humanidad, la fragilidad y el papel evangelizador de las hermandades, a cargo del cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación. En su ponencia, el cardenal subrayó la importancia de la
formación para “dar razón de la esperanza” en un mundo fragmentado y polarizado, planteando un llamado a
fortalecer el concepto de comunidad frente al relativismo y reduccionismo contemporáneo. “Solo el amor es capaz de reinventar el mundo”, afirmó, destacando que las hermandades son “maestras en la formación de humanidad”.
El derecho en las hermandades
La mañana continuó con
la segunda mesa redonda del congreso, titulada “Liturgia, historia y derecho”. Moderada por Manuel García, contó con las intervenciones de Martín Serrano, Gonzalo Guzmán, Fermín Labarga y Silvia María Pérez. Serrano abordó
el desafío jurídico de las cofradías en el siglo XXI, resaltando su evolución desde el derecho privado hacia una relación más compleja con la sociedad civil.
Gonzalo Guzmán destacó la relación entre la liturgia y la piedad popular, señalando
su conexión como expresiones del sacerdocio común. Propuso una armonía entre la memoria contemplativa de la piedad popular y la anámnesis litúrgica, subrayando
la necesidad de una sinergia cultual para enriquecer la espiritualidad del pueblo de Dios.
Por su parte,
Fermín Labarga exploró el origen de las cofradías penitenciales en España durante el siglo XVI, señalando su rol como respuesta a una reforma interna de la Iglesia. Labarga detalló los ritos penitenciales que caracterizaban estas asociaciones, desde
prácticas cruentas como el uso de cilicios hasta actos más simbólicos como portar cruces.
Cerrando la mesa,
Silvia María Pérez reflexionó sobre el papel de las mujeres en las hermandades desde la Edad Media hasta la actualidad. Pérez destacó cómo
las cofradías ofrecieron a las mujeres medievales un espacio para la igualdad de género, especialmente en el ámbito de los rituales funerarios y las reglas internas. Su análisis subrayó la importancia de estas instituciones en
la participación activa de las mujeres en la vida religiosa.
Los retos históricos de las cofradías
La jornada finalizó con un llamado a las hermandades para que
sigan siendo escuelas de vida cristiana y espacios de fraternidad, tal como lo destacó Francisco Martínez Rojas
en su ponencia “Memoria Fraternitatis”. Martínez analizó los orígenes, el esplendor y los retos históricos de las cofradías, destacando su papel como refugios de misericordia y promotoras de esperanza en tiempos de secularización.
La tercera jornada del congreso reafirmó
la vigencia y relevancia de las hermandades como espacios de evangelización, comunión y promoción de valores humanos y espirituales en un mundo necesitado de fraternidad y unidad.