“Tres generaciones, tres formas de ver la vida y la pintura”, explica Chencho mientras abre las puertas de las salas que albergan las paredes llenas de cuadros, que ocupan buena parte de las plantas altas del palacio.
El edificio cobija además una vivienda de la familia Aguilera e incluso cuenta con un auditorio en su patio, que acoge un festival de música desde esta semana, con capacidad para un total de seiscientos espectadores.
En este ambiente, la familia ha reunido una serie de obras que, tras despedirse de Ayamonte en otoño, viajarán hasta Nueva York o Madrid, tras recalar en el convento de Santa Inés de Sevilla capital.
Se expone más de trescientas obras que reflejan a las claras la diversidad de estilos de la familia.