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Rota

Las Damas de la Virgen del Rosario

Las instituciones y grupos políticos que propugnan la igualdad de género, promueven un concurso encubierto de belleza

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Un año más, nuestro pueblo festeja las fiestas patronales y como “desde hace 40 años, nuestra delegada de fiestas designa a un grupo de personas de su confianza para elegir a las damas del Rosario” (según palabras de Laura Almisas).

Sin reglas, con el único requisito de tener cumplidos 17 años, se elige a un número de jóvenes de nuestro pueblo para que nos represente en unos actos religiosos y laicos, con los que la delegación de fiestas festeja a la patrona.

Las instituciones y grupos políticos que propugnan la igualdad de género, promueven un concurso encubierto de belleza, en el que se fomentan los estereotipos femeninos y cosifican a las mujeres.

Las mujeres tenemos que enfrentarnos cada día a la búsqueda de empleo, a encontrar nuestro camino en esta sociedad, en la que se nos valora por el físico, por saber estar, por saber callar, etc.., y en la que muchas mujeres luchamos diariamente para que esto cambie, para que se nos valore por nuestros conocimientos, nuestra inteligencia, nuestras capacidades. De nada sirve que en las escuelas o institutos se intente educar o se impartan talleres para la igualdad, si luego en la realidad esto no se lleva a cabo y en lugar de valorar a las mujeres por su esfuerzo, por su valor, por sus capacidades, por su lucha, elegimos a un grupo de jóvenes a las que le decimos como vestir, peinarse y actuar, para disfrute de los demás.

Educar a las jóvenes para saber encontrar su lugar en la sociedad y ocuparlo, para ser fuertes y luchar por lo que quieren, saber discernir lo impuesto de lo elegido, buscar la felicidad, conocerse y respetarse a sí mismas, es por lo que deberían trabajar las instituciones públicas.

Un concurso en el que el lugar de la mujer es “vivir un sueño de princesa”, te vistes de princesa, te acompaña un varón al trono, eres valorada por tu físico y los demás te juzgan, te valoran... lo que hace es enseñar a estas jóvenes y a las asisten a estos actos, que su “valor” no está en ellas, sino en lo que los demás opinen de ti.

Hace más de 40 años, esto es lo que quería la dictadura someter a la mujer pero la democracia llegó y por lo visto, no llegó a todos lados.
 

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