Según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Medio Ambiente, las lluvias de la semana pasada han sido abundantes en toda la Península y especialmente intensas en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
De hecho, la cuenca del Guadiana ha crecido 774 hectómetros cúbicos, mientras que la del Miño-Sil ha perdido 95 hectómetros.
Aunque las dos cuencas más deficitarias siguen siendo las del Júcar y el Segura, ambas rondan ya el 50% de su capacidad (están al 43,3% y al 45,1%, respectivamente) con unos niveles que prácticamente duplican la media de la última década.
Las cuencas internas del País Vasco están al cien por cien de su capacidad, seguidas de la del Cuenca Atlántica Andaluza (al 86,6%), de la del Guadalquivir (79,3), la del Guadiana (Castilla-La Mancha y Extremadura) que está al 78,8%, Miño-Sil (78,3), la del Duero (77,2) y la del Ebro (75,7).
Por debajo del 75% están la del Cantábrico (73,6), la Mediterránea Andaluza (74,6), Galicia Costa (66,4), Cuencas internas de Cataluña (64,1), Tajo (64), Segura (45,1) y Júcar (43,3).
En otro orden de cosas, el president de la Generalitat, Francisco Camps, recibió ayer el apoyo de una delegación israelí de expertos en asuntos hídricos a la reivindicación del trasvase del Ebro hacia la Comunitat Valenciana, así como el rechazo de éstos a la opción de la desalinización pues “no tiene ningún sentido”.
Así lo aseguró, en declaraciones posteriores a los periodistas, el biólogo del Centro Simon Peres para la Paz y asesor del Banco Mundial para asuntos hídricos Saul Manor, quien se ha mostrado convencido de que su país y la Comunitat guardan “numerosas similitudes” tanto en paisaje como en agricultura.
Por ello, abogó por un continuo intercambio de experiencias entre ambos territorios pues tienen “mucho que aprender” mutuamente, como la Comunitat de la experiencia de 40 años del Acueducto Nacional de Israel.
Manor expresó su “confianza” en la ejecución final del trasvase del Ebro hacia las cuencas mediterráneas deficitarias, pues a su juicio supone una “auténtica pérdida” de agua potable la que se vierte al mar procedente de ese río, y “no tiene ningún sentido” desalinizarla después.
