El restaurador Pedro Macías puede ser una de las personas que más y mejor conozca la maqueta del Museo de las Cortes de Cádiz, una obra del siglo XVIII realizada en maderas nobles, marfil y plata, con la autoría del ingeniero Alfonso Ximénez, y que ahora, por primera vez en la historia, va a ser intervenida a ojos del público, que también tendrá la posibilidad de conocer alguna de sus partes en una exposición específica que se inaugura este 19 de marzo.
Esta pieza, única en el mundo, fue un encargo del rey Carlos III, quien quiso hacer un gran modelo tridimensional de todas las plazas fuertes de España. Por fortuna, la maqueta de Cádiz fue la primera, pero también la última. “Creemos que por el elevado coste que supuso su creación, en la que participaron un nutrido grupo de artesanos y se hizo en tan solo dos años - entre 1777 y 1779- no se produjeron más. Hay una de Madrid, pero no tiene la minuciosidad de esta”, explica Macías. La maqueta no solo está a la altura de las que pueden encontrarse en Francia, país referente, sino que incluso la supera, “las que hay en el país vecino son más pequeñas y no de esta importancia”.
Las manos de Macías contribuirán de nuevo, desde este mes hasta mediados de mayo, a que esta maqueta luzca con todo el esplendor que merece, porque “es una gran desconocida incluso para el público gaditano, pero es una joya”. La limpieza minuciosa de la que va a ser objeto la pieza va a requerir al menos siete horas al día, aunque para el propio restaurador, quien también participó en las labores de recuperación de 2012, el tiempo no es una cuestión que le pese porque está “enamorado de ella”.Y como buen enamorado, solo Macías es capaz de describir con ese especial entusiasmo los detalles de la misma. “La Catedral, hecha también con marfil, es una maravilla, pero, por ejemplo, el edificio de lo que ahora es la Diputación de Cádiz tiene especial relevancia por sus detalles, al ser también una pieza desmontable”.
Lo verdaderamente asombroso de esta “copia matemáticamente perfecta del Cádiz del siglo XVIII” es que haya resistido tan bien al paso del tiempo. “Estuvo durante años guardada en una caseta de madera en el Parque Genovés, se halló dentro del colegio Campo del Sur cuando la gran explosión del 47, hasta que se logró trasladar a este Museo, y pese a ello, sigue estando perfecta”, subraya emocionado Macías, que ahora invita a los ciudadanos a que se acerquen a ella.
