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Cádiz

El presidente del Colegio de Veterinarios de Cádiz: “La gente demora tanto la visita que a veces ya no tiene solución”

Los veterinarios son los profesionales sanitarios que más están padeciendo la subida del IVA, lo que está provocando que se cierren servicios, que aumente el paro en este sector y que se ponga en peligro la salud de las personas.

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  • Federico Vilaplana. -

Ya lo denunciaron cuando hace un año los colegios sanitarios de Cádiz unieron sus voces para manifestarse en contra de los recortes del Gobierno central y el autonómico. Los veterinarios están sumamente preocupados porque las campañas de control están cayendo en muchos casos en el olvido, con el consiguiente riesgo que esta situación entraña para el bienestar de las personas. La prevención en la salud de las mascotas es fundamental para controlar epidemias, pero parece que los propios dueños de los animales tampoco lo tienen en cuenta en estos duros momentos.

—¿Cuál es la situación actual de las consultas de sus colegiados en Cádiz?
—Para los veterinarios clínicos, es decir, los que nos encargamos de la salud de los animales de compañía, la situación es mala. Nos afecta la crisis económica, como al resto de sectores. Pero la situación se agravó cuando se aplicó a la veterinaria clínica una subida del IVA del 8 al 21 por ciento. Hay que decir que la nuestra es la única profesión del ámbito sanitario que está obligada a declarar IVA, lo que para nosotros resulta discriminatorio. Pero no solo sube el IVA para el servicio que ofrecemos, también para el de los tratamientos. Las facturas han subido notablemente y los usuarios se quejan. Es un problema muy importante, porque al final lo que está en juego es la salud de las personas.

—¿Cuántas consultas han tenido que cerrar desde que comenzó la crisis en 2008?
—Han cerrado clínicas en otros puntos del país, pero en nuestra provincia no hemos llegado a ese extremo, todavía. Lo que sí está ocurriendo, sobre todo desde que subió el IVA, es el cierre de servicios. Por ejemplo, el de urgencias las 24 horas. También se han perdido numerosos puestos de empleo. Hay muchas clínicas que se han visto obligadas a ajustar sus plantillas para hacer frente a la situación.

—¿Cuál es la tasa de paro en su profesión?
—Para nosotros, es difícil saberlo, porque el veterinario desempleado no suele solicitar la colegiación hasta que no ejerce, tal y como marca la ley. En nuestra provincia, somos 600 colegiados y colegiadas, pero como digo, son muchos más los veterinarios. Muchos de ellos acaban marchándose al extranjero, a Francia y Portugal, a trabajar en campañas de saneamiento. Solo en Inglaterra, tenemos a unos dos mil veterinarios españoles. Hay que tener en cuenta que en España hay 16 facultades de Veterinaria, lo que significa que cada año salen más de 2.400 licenciados en veterinaria que se las ven y se las desean para encontrar trabajo aquí. La situación es insostenible.

—¿Con la crisis, los gaditanos retrasan la visita de sus mascotas al veterinario hasta que ya no pueden más?
—Sí. Al igual que con las personas, la prevención en la salud de nuestras mascotas es fundamental. Deben hacerse reconocimientos para que el veterinario compruebe su salud y, en caso de detectar algún problema, comenzar el tratamiento cuanto antes. Sin embargo, hemos observado que los propietarios de animales de compañía demoran la visita al veterinario. Tanto que a veces no tiene solución. Como decía antes, es un riesgo que no podemos permitirnos, porque nuestros animales pueden transmitirnos muchas enfermedades. Es necesario que la gente se conciencie de eso.

—¿Cuáles son los tratamientos que más se han visto resentidos por la crisis?
—Sobre todo, las vacunaciones y tratamientos de desparasitación, también algunas cirugías. Y es una pena porque en los perros, por ejemplo, hay enfermedades muy graves como la parvo, el moquillo, la leptospirosis, la hepatitis o la rabia que se pueden evitar con una simple vacuna.

—¿Habéis percibido más casos de abandono animal como consecuencia de la situación económica?
—El abandono animal ya era alto antes de la crisis. Es una cuestión de irresponsabilidad. Lo que notamos en tiempos de crisis es un aumento de mascotas. Hay gente que busca en un animal de compañía un amigo para salir de su depresión y después se encuentran con que no pueden mantenerlos. Quieren a sus mascotas pero no encuentran el modo de darles la vida que les gustaría. Eso les produce sufrimiento, una especie de conflicto interno.

—El Colegio Provincial de Veterinarios, la Universidad de Cádiz y la Junta de Andalucía están realizando un estudio para analizar las posibles enfermedades profesionales de los veterinarios, ¿es una petición histórica de su colectivo?
—Sí, este estudio surge de la inquietud tanto del colectivo como de las administraciones implicadas. Estamos intentando crear un mapa epidemiológico provincial de las distintas seroprevalencias, lo que nos indicaría cuántos veterinarios han estado expuestos a los agentes infecciosos objeto de estudio. Es un estudio sin precedentes en el que están inmersas dos de nuestras colegiadas.  En última instancia, servirá para determinar cuáles de estas enfermedades pueden clasificarse como profesionales, aumentando así la protección de los veterinarios gaditanos.

—¿Cómo es la relación con las administraciones en estos momentos de crisis?
—No podemos quejarnos, la verdad. Tenemos buena relación a todos los niveles: provincial, autonómico y estatal. Nos atienden con interés cuando les expresamos nuestras inquietudes o les proponemos algo, y nosotros colaboramos en todo lo que podemos cuando nos requieren.

—En alguna ocasión usted ha denunciado que no se les está prestando toda la atención que merecen, ya que muchas de las enfermedades controladas podrían volver a aparecer por la falta de colaboración de las administraciones en campañas de prevención?
—El problema no es que no nos presten atención, es que se invierta menos en cuestiones relacionadas con la sanidad. Los veterinarios trabajamos en el sector sanitario, nos encargamos de la salud de los animales para proteger la salud de las personas. Lo dice nuestro lema, ‘Higia pecoris, salus populi’, la higiene del ganado, la salud del pueblo. Los recortes en el sector de la veterinaria afectan sobre todo a las campañas de saneamiento y enfermedades emergentes. Cuantos más recortes, menos capacidad tendremos para garantizar la salud pública.

—Hace un mes mantuvisteis un encuentro con el vicepresidente de Diputación Bernardo Villar y se acordó celebrar unas jornadas técnicas municipales con el título Comercio Seguro de Alimentos, ¿Cuándo se harán y que persiguen con esta iniciativa?
—Estamos ultimando los detalles de las jornadas con los técnicos de Diputación, por lo que confiamos que en breve podremos anunciar la fecha de celebración. El objetivo es fomentar la formación en salud alimentaria y, en concreto, establecer medidas para garantizar la seguridad alimentaria en eventos populares y ferias que se produzcan en la provincia. El fin último es avanzar en la creación de un reglamento autonómico que regule la comercialización de alimentos en este tipo de eventos.

—¿Cómo va la primera Cátedra Externa de Bienestar Animal? ¿A qué se está dedicando?
—La Cátedra Externa de Bienestar Animal es uno de nuestros proyectos más ambiciosos y del que nuestra organización colegial se siente más orgullosa. Los consumidores cada vez se preocupan más del bienestar de los animales, y el Colegio de Veterinarios de la Provincia pensó que era el momento oportuno de demostrar que sí es posible conciliar la explotación de las especies domésticas con  el bienestar animal, la seguridad y la calidad de los alimentos, la protección del medio ambiente, la sostenibilidad…  En colaboración con la UCA, se están llevando a cabo investigaciones académicas, cursos, actividades relacionadas con la innovación y el desarrollo tecnológico, campañas de difusión y de concienciación en pos del bienestar animal. Ahora vamos a empezar unas charlas en los colegios, porque creemos que es importante educar a los niños en el respeto hacia los animales para que de adultos exijan que se trate bien a los animales.

—¿En enero comenzó la campaña anual de vacunación antirrábica de animales de compañía y este año se ha introducido como novedad que los animales porten una chapa para que se identifique inmediatamente que han sido vacunados? ¿Se trata de una petición de las autoridades o de la ciudadanía?
—Colocar una chapita a los perros, gatos y hurones vacunados contra la rabia es una iniciativa del Consejo Andaluz de Colegios de Veterinarios. No es obligatorio, pero es una medida que está siendo muy bien recibida por los propietarios de animales que acaban de recibir su vacuna. Cabe recordar que la vacunación contra la rabia una vez al año es obligatoria en nuestra comunidad, así que la chapita ayuda a los veterinarios y a las autoridades a identificar fácilmente a los animales que ya la tienen.

—Ha alertado de la necesidad de identificar y vacunar contra la rabia a los perros y gatos de las zonas rurales, porque la proximidad geográfica con Marruecos puede entrañar un riesgo sanitario importante para la población gaditana?
—Esta campaña se lleva a cabo con la colaboración de la Dependencia de Agricultura y Pesca de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente y el Seprona. En Andalucía es obligatorio identificar a los perros y gatos mediante un sistema de identificación electrónica. El problema es que en las zonas rurales de la provincia hay muchos animales sin identificar y lo peor, sin vacunar contra la rabia. Y es ahí donde está el riesgo. La rabia es una enfermedad vírica mortal que puede contagiarse de animales a humanos. En nuestro país se considera erradicada, pero no en el Norte de África, donde sí se han registrado casos recientemente. Por eso es tan importante que los animales de nuestra provincia estén vacunados, para evitar el riesgo sanitario que eso implica.

—¿Qué mensaje quiere lanzar a las personas que tengan un animal de compañía y a aquellas que se estén planteando tener uno?
—Pues que sean siempre conscientes de que un animal es un ser vivo, que siente y padece, que les va a acompañar durante toda su vida, y eso supone asumir una gran responsabilidad. Nuestras mascotas merecen que les traten con cariño, responsabilidad y respeto. De ello depende su salud y la nuestra.

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