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Cádiz

Delphi: una historia de promesas incumplidas, formación inútil, desencanto y “miseria”

Isidro Jiménez, extrabajador de Delphi, forma parte del colectivo de 600 exempleados que aún están pendientes de una solución. Esta es la realidad de una problemática laboral que años después se ha convertido en un verdadero drama para más de 600 familias.

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  • Isidro Jiménez, ex de Delphi -

El que seguramente haya sido el mayor conflicto laboral de la Bahía de Cádiz en los últimos diez años sigue activo, enconado en una sociedad gaditana cuya principal reivindicación, antes y durante la crisis, es la necesidad de generar empleo en la zona a través de la industria. Hablamos de Delphi y del día a día de sus extrabajadores, 600 de los cuales siguen estando en tierra de nadie, pendientes de que la Junta de Andalucía cumpla con los acuerdos firmados en su día, allá por el año 2007.

A estos 600 extrabajadores se les ha acabado el subsidio por desempleo este mismo mes de octubre, y la opción que les queda es solicitar la llamada ayuda familiar, y eso sólo quienes tengan los requisitos para ello. Les prometieron recolocaciones en empresas que deberían estar ya instaladas en la Bahía.

Empresas que jamás llegaron o que dependen del dinero público como Alestis o en su día Gadir Solar (un agujero por el que se escaparon 30 millones de euros de las arcas públicas). Les prometieron el oro de Moscú y ahora desde la Administración Autonómica no quieren saber nada de estos 600 extrabajadores.

Mientras tanto, mientras llegaban o no las empresas, les ofrecieron cursos “que solo sirvieron para que empresas de formación ligadas al PSOE se llevaran el dinero”, les ofrecieron prejubilaciones para mermar su número, y por ende su fuerza.

Pero ellos no querían, ni quieren ni subvenciones, ni falsos cursos, ni prejubilaciones, ellos quieren lo que está firmado, es decir, la recolocación, es decir, trabajo, un empleo que “nos devuelva la dignidad”.

Isidro Jiménez, extrabajador y antiguo miembro del Comité de Empresa (hasta finales de 2007) de Delphi, forma parte del colectivo de 600 exempleados que aún están pendientes de una solución al conflicto laboral que cumple más de un lustro desde que se iniciara.  Esta es la realidad de una problemática laboral que años después se ha convertido en un verdadero drama para más de 600 personas y sus respectivas familias.

¿Cómo se encuentra?... “Ahora estoy en la misma situación que los 600 compañeros que quedan aún por recolocar”, señala a este medio Jiménez, “es decir, este mes se nos acaba el año de paro tras el contrato que firmamos con la Universidad de Cádiz, contrato de un año y medio que finalizó en septiembre del pasado año 2012, y ahora los que podemos pediremos la ayuda familiar, que es la única opción que se nos da, aunque nosotros lo que queremos es trabajar. Pero si las administraciones no crean las condiciones para generar empleo, si el sector privado está paralizado por la falta de crédito y si la crisis nos está machacando a todos, la única opción es la ayuda familiar… y la pediremos aquellos que podamos hacerlos, hay compañeros que no dan las condiciones para ello”.

“El 10 de octubre cobramos el último mes de paro. Y ahora tenemos que esperar un mes, y en diciembre pediremos la ayuda aquellos que dan las condiciones. Si es menos de 45 años y no tiene carga familiar, me parece que lo van a tener crudo”.

Desde el cierre de la factoría hasta la actualidad, la situación no ha mejorado, en todo caso, lo contrario. Isidro Jiménez recuerda que lo que se firmó con la Junta de Andalucía era un Protocolo de Recolocación “pero que mientras eso no se daba, existían unas medidas sociolaborales para que los ingresos de la plantilla no se vieran perjudicados de forma muy abrupta. La filosofía de ese acuerdo era la recolocación, cuando se termina de negociar con al empresa el cierre, se habló con la Junta de traer empresas o crear condiciones para que lleguen empresas para que se nos recolocara. Nunca se habló de que nos iban a tener a 600 personas más de seis años en unas condiciones lamentables, psicológicamente destructivas y en condiciones familiares inaceptables”.

¿En qué sentido?... “Pues que nunca se habló de subsidios, la filosofía del acuerdo es la de recolocar. Ofrecer trabajo, crear condiciones para la llegada de empresas. Nunca se habló se subsidios. Manuel Chaves dijo el otro día en Chiclana que no llegaron empresas por culpa de la crisis. Él miente, igual que miente Griñán y quien diga esto, porque en 2004 no había crisis, en 2005 tampoco, en 2006 tampoco, y en 2007 tampoco. Y la Junta era propietaria de 17 hectáreas de terreno junto a Delphi, terreno que le vendió la empresa a la Junta en 2004 por 8,5 millones de euros. La mejor parcela se la ha vendido después a Alestis por cuatro o cinco millones de euros. Si la Junta es propietaria desde 2004 de ese suelo, mi pregunta es por qué no se montaron empresas allí durante esos años en los que no había crisis. La alegación del PSOE y la Junta culpando a la crisis es mentira. No vinieron empresas por la ineficacia, la incompetencia de la Junta, o lo que es peor, que la Junta fuese consciente del cierre de Delphi y le diera una subvención encubierta de ocho millones de euros en 2004 a cambio de unos terreno que a Delhi le salieron prácticamente gratis”.

Recolocación era la promesa

“La filosofía del acuerdo era recolocación, no subsidios, no subvenciones, no cursos, no miseria”. Señala. Y aquí recuerda el caso de Gadir Solar, empresa “a la que la Junta dio casi 30 millones de euros y que estaba dirigida por amigos del PSOE, por políticos relacionados muy directamente ligados al PSOE. No hubo fiscalización porque lo hicieron ellos”.
Cursos de forma ¿qué?

Mientras se seguía incumpliendo los compromisos de recolocación, comenzaron a ofrecerles cursos de formación a los extrabajadores. Cursos que, visto lo visto, no sirvieron para absolutamente nada, al menos para nada que fuese útil laboralmente a este colectivo. “La filosofía de los cursos era formar a una plantilla con 25 años de experiencia en un sector tan específico como es la automoción, para ampliar sus posibilidades de entrar en un mercado laboral más amplio. Desde el principio eso no fue así porque ni la misma Junta fue capaz de fiscalizar, ni de cumplir siquiera el protocolo”.

Este protocolo decía que “los cursos deberían tener tres niveles de formación. Para los que no sabían, para los que sabían un poco y para los que estaban muy preparados en algo. Y es que para una persona con muchos años de experiencia con ordenadores, con hojas de cálculo o procesadores de textos, no se le podía poner en un curso de ofimática a abrir y cerrar carpetas. Pues la Junta puso al cien por cien de la plantilla a abrir y cerrar carpetas. Con esto quiero decir que la Junta no quería cumplir en absoluto con una formación que ofreciera a un persona acceder a la recolocación”.

Eso sí, tal y como explica Isidro Jiménez, “la Junta sí apostó por contratar empresas muy ligadas al PSOE, empresas cuyos directivos habían sido hasta viceconsejeros de la Junta, y para estas empresas fue por lo que la Junta liberó dinero. Para que estas empresas se llevaran la parte del león”.

Los cursos se ofrecieron en Puerto Real, Puerto de Santa María y San Fernando. “Las citadas empresas alquilaban un local, una nave, donde se metía a la plantilla por aulas. Aulas dotadas con ordenadores y otros equipamientos como mobiliario, y ahora nosotros nos preguntamos dónde está todo este equipamiento, quienes fueron los beneficiarios de ese dinero, porque los de Delphi durante los dos primeros años que lo hicimos fue cobrar el paro y un plus de 300 euros por asistir a los cursos. Durante esos dos años, “quitando el plus ese de 300 euros, dónde fueron a parar los 140 millones de euros que se dicen que la Junta a dedicado a este tema… ¿dónde están?”.

¿Es cierta esa leyenda que habla que en los cursos se ofrecían hasta visitas al Zoológico de Jerez? “En los cursos se dieron auténticas barbaridades, la primera es que nadie está trabajando gracias a los cursos que se dieron. Nadie, ningún extrabajador. Otra aberración es que no hubo una fiscalización, un control real sobre la formación. Era imposible gestionar unos cursos en los que no todos llegaban con la misma formación que el compañero de al lado”. Y es que “desde un principio, la idea de la Junta era ir dejando pasar el tiempo para al final no crear empleo y comenzar a jubilar, que era su objetivo”.

¿Y los sindicatos? “Pues los sindicatos tampoco fiscalizaron los cursos. A los sindicatos le dábamos las quejas de que no se estaban haciendo las cosas bien, y los sindicatos pues no hacían caso”. Y lo dice alguien que estuvo sindicato hasta el 2008, “lo dejé por el desencanto, sobre todo cuando uno se da cuenta de que los sindicatos son transmisores del poder, sirven al poder y no a los trabajadores, pues uno dice que con esta gente no tengo que colaborar”.

Indemnizaciones ¿millonarias?

En este punto, Isidro Jiménez recuerda que “la indemnización que se acuerda con la empresa, de forma legal puesto que cada trabajador por ley tiene derecho a una indemnización, fue de 120 millones de euros para los 1.9000 trabajadores despedidos. Se acordó indemnizar con ese dinero a la plantilla pero nadie podía cobrar más de 200.000 euros. Como había un grupo de directivos que todos se llevaron 200.000 euros, hubo compañeros que se llevaron 30.000 euros y 25.000 euros de indemnización, lo que por ley les correspondía. Claro, cuando los familiares de estos últimos leían en la prensa que era 100.000 euros por trabajadores, pues le preguntaban dónde estaban los 70.000 que faltan (risas), tú me has engañado, pero no, lo que ocurre es que hay gente que se ha llevado 180.000 euros, 190.000 euros, pero eran básicamente directivos de la empresa, de los cuales todos, absolutamente todos, están trabajando ahora, mientras que los que recibieron 25.000 euros están en el paro”.

Sobre las cifras que aparecen en los medios de comunicación, así como otras cuestiones que dejan en mala situación al colectivo, Jiménez no tiene duda de dónde proviene la campaña de desprestigio. “La Junta y el PSOE mienten más que hablan. Igual que la leyenda urbana que hablaba de un 30 por ciento de absentismo laboral. Si a 2.500 le sacas el 30 por ciento, estás hablando de 750 trabajadores que no han ido a trabajar, algo que es imposible porque no hay fábrica que aguante eso. No hay sector, fábrica u oficina que aguante que un día un 30 por ciento de la plantilla no vaya a trabajar. Esas leyendas urbanas tienen su origen en el PSOE y en medios de comunicación y periodistas afines, leyenda que tiene como objetivo criminalizar y desprestigiar a este colectivo, porque la vergüenza viene de la incapacidad del PSOE para recolocar a 2.000 trabajadores, tal y como se comprometieron. Nosotros no queríamos ni indemnizaciones, ni subsidios, ni cursos, ni nada, queríamos y queremos trabajo, porque trabajar genera riqueza, trabajar da dignidad. Lo que no genera riqueza son 750 prejubilados, lo que no genera riqueza es colocar a 350 trabajadores en una empresa pública como es Alestis. Lo que genera riqueza son empresas que no le cueste dinero al erario público. Esa es la gran vergüenza de lo que ha ocurrido aquí, la filosofía del acuerdo era la recolocación, no la prejubilación, el subsidio o la formación falsa”.

No en vano, “50.000 gaditanos no se echaron a la calle para que se prejubilara a gente, se echaron a la calle para que se recolocara a la gente”.

¿Ha disminuido el apoyo social?

Es algo evidente, “en mayo de 2007 hubo 50.000 personas y hoy los de Delphi somos los que matamos a Kennedy y a la madre de Bambi. Si le preguntas a cualquier quién mató a la madre de Bambi te dirá que los de Delphi”. ¿Qué ha pasado entre estas dos fechas?, “pues una cosa muy sencilla, y es que la ante la imposibilidad de cumplir los acuerdos por parte de la Junta, lo han organizado muy bien para criminalizar a un colectivo que lo único que ha pedido siempre ha sido trabajo. Un trabajador con 42 años lo que quería era trabajo… pero como en la Junta son unos inútiles congénitos incapaces de crear empleo, pensaron que para tapar esa vergüenza, lo mejor era criminalizarnos”.

Ahí tenemos el ejemplo de Gadir Solar, “uno de los más sangrantes. Una empresa que la traer la Junta, le da 30 millones en subvenciones, una empresa que la dirige un exsecretario de Felipe González, y que acaba cerrando. Y antes de cerrar se le dio dinero público para que no cerrara. Es una barbaridad. Los compañeros que allí entraron se fueron al paro y se quedaron fuera del protocolo de recolocación”.

El día a día

Isidro Jiménez explica que “el día a día de un extrabajador de Delphi, de uno de los 600 que aún quedan por recolocar, es el mismo que el de los seis millones de personas que en España están sin trabajar. El mismo. Un destrozo mental, familiar, sentimental, psicológico. Cualquier parado que lea esto sabe lo que estoy diciendo. Cuando nos pinchan sangramos igual”.

Y lo que es peor, hay pocas esperanzas, “porque esta recuperación económica que nos están vendiendo es una recuperación para los capitales, para Botín y las grandes fortunas, pero para los seis millones de parados y para aquellas miles de familias en las que no entran ni un duro, no hay recuperación, solo paro”.

Además, advierte de que “nunca hubo un plan de reindustrialización de la Bahía de Cádiz, cada vez que hablan de reindustrialización, lo que hay es menos industria. La única industria grande que se trajo a la Bahía fue General Motors por el tema de astillero, y fue en los 70 del siglo pasado, y a partir de ahí nada. Solo hay que coger los datos del personal que en la provincia de Cádiz trabaja en el sector industrial. Hace muchos años que no pasa del 6 por ciento, y la aportación de la industria al PIB gaditano, cada año es menor, hasta hoy que es ridículo”.

Otro punto que desata la indignación de muchos extrabajadores de Delphi es el proceso de selección para la recolocación de algunos compañeros en empresas como Alestis, un proceso del que nadie sabe los parámetros para la contratación, y para colmo, un proceso “donde primero se formó el comité de empresas antes que la empresa y miembros del comité de empresa de Delphi pasaron a formar parte del comité de empresa de Alestis antes de que existiera la empresa. Nadie es capaz de escribir un guión de terror semejante, no es normal. Primero se forma la empresa, luego los trabajadores eligen su comité para que defienda sus derechos, no al revés. Eso ha ocurrido porque había un interés político y sindical por parte de Comisiones Obreras y UGT”.

Indignación, presente y futuro

Por eso no le extraña el caso de los ERE falsos, “partidos políticos y sindicatos necesitan fuentes de financiación alternativas para mantener su poder. Antes el Gobierno te mandaba al ejército para desmovilizar a los trabajadores, ahora te mandan a los sindicatos de Comisiones y UGT, luego si los sindicatos no logran desmovilizarte, te mandan los antidisturbios. Era obvio que de algún lado tenían que sacar el dinero para mantener sus estructuras de poder, aunque por supuesto, es increíble que un sindicato cobre dinero por gestionar el cierre de una empresa, es algo surrealista. Un sindicato jamás debe participar de forma activa en el cierre de una empresa y menos que cobre por ello. Es increíble que a la jueza Alaya le hagan un ‘escrache’ CCOO y UGT, los mismos que jamás han ido a las puertas de un trabajador desahuciado. Ahí no aparecen los sindicatos y sí cuando alguien les investiga. Eso es un eslabón más de los sindicalistas liberados que han perdido el norte, son una casta aparte de los trabajadores”.

Sobre el fututo y el cumplimiento del protocolo, Isidro Jiménez tiene claro que “lo que está firmado está para cumplirlo. Igual que lo que yo firmé con mi banco. Si no lo hago, el banco me dice que lo tengo que cumplir, igualmente yo le digo a la Junta que tiene que cumplir. Cuando estuvimos hace poco en Sevilla para ver la ‘inauguración’ de Susana Díaz, porque fue eso, una ‘inauguración’. Pues cuando terminó comenzaron a salir coches de alta gama de Audi que un compañero se creyó que aquello no era el Parlamento andaluz sino un concesionario de la marca alemana”.

Pero ¿cumplirán?... “No creo, ellos no quieren cumplir el protocolo y todo dependerá de cómo nosotros empujemos la puerta. Y si no cumplen, lo que nos queda es la miseria para 600 familias”. Eso sí, “yo soy de los que cuando tengo dinero para gasolina o para pagarme un billete de autobús, me acerco a cualquier concentración que se convoque porque al político hay que recordarle que somos personas, no números dentro de una estadística. Somos personas, padres de familia, hijos, hermanos, somos ciudadanos y nos tienen que respetar. Y si su memoria es flaca, la nuestra no lo es. Si el político se compromete a algo para aprovecharse de esas promesas, a nosotros no nos van a engañar y le vamos a recordar, estén donde estén, que somos personas. Y lo más indigno es el destrozo que ha hecho la izquierda en Cádiz y en Andalucía. Eso no lo ha hecho el PP, lo ha hecho el PSOE. El futuro del protocolo es que se cumpla, hay mucha personas, familias destrozadas, igual que les ocurre a los seis millones de parados, pero yo les pregunto a ellos que si tuvieran un acuerdo firmado con la Junta ¿lo defenderían o no lo defenderían? Y no lo defienden, cómo se lo explicaría uno a su familia o a sus propios hijos”.

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