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Cádiz

Agentes de la Guardia Civil salvan la vida de un hombre que intentó suicidarse hasta en dos ocasiones

El hombre intentó ahorcarse en una torreta eléctrica en la carretera de Roche, en Conil. La cuerda no aguantó su peso y al caer en la segunda ocasión se rompió los tobillos y una vértebra cervical. Dos agentes del puesto de Conil lograron cortarle la cuerda que le impedía respirar y lo reanimaron

  • Guardia Civil -

Esta es una de esas historias que a los periodistas siempre nos gusta narrar. Es la historia, la enésima, de cómo la Guardia Civil salva la vida a un hombre, que en este caso, había intentado hasta en dos ocasiones suicidarse. Es la historia de una tantas heroicidades que suelen siempre pasar desapercibida en los medios de comunicación, a no ser que fuentes ajenas al propio Cuerpo de Seguridad del Estado la filtren para que tenga eco en la sociedad. Es una historia que alaba y pone en su justo valor la labor de los agentes de la Guardia Civil, independientemente de la hora y del tipo de servicio al que deban enfrentarse.

Los hechos, tal y como nos cuentan fuentes cercanas a los servicios sanitarios, acontecieron en la madrugada del domingo 27 de marzo. Todo ocurrió sobre las 04.00 horas. Esa día y a esa hora un hombre de unos 65 años de edad, caminaba por una de las carreteras cercanas a la Urbanización de Roche, en el término municipal de Conil de la Frontera. A pesar de su corpulencia, este hombre que hoy sigue con vida gracias a dos agentes de la Guardia Civil y a la rápida actuación de los servicios de emergencia del 061, decidió que no quería ver el nuevo amanecer. En su poder una cuerda de nylon y mucha desesperación. Luego tras un enorme esfuerzo, logró subirse a una torreta de la luz de las que están ubicadas a la vera de la carretera, a una altura de unos cinco metros. No se sabe muy bien cómo, pero se anudó la cuerda al cuello y luego ató el otro extremo a la torreta e intentó ahorcarse... pero la cuerda se rompió y cayó al suelo.

Lejos de desistir, lo intentó de nuevo, es decir, se volvió a subir pero esta vez aseguró mejor los nudos, aunque el resultado fue casi idéntico. La cuerda no soportó su peso y se rompió, pero la caída fue distinta y se quebró, tal y como más tarde informaron las citadas fuentes, los dos tobillos, además una vértebra cervical.

Por suerte, pasados unos minutos de las cuatro de la madrugada, la centralita de la Guardia Civil del Puesto de Conil recibió un aviso que daba la alerta de que un hombre estaba gravemente herido en la citada zona de Roche. Hasta allí se desplazaron raudos, en apenas unos minutos, dos agentes de la Guardia Civil del citado puesto de Conil, los cuales hallaron boca abajo al hombre y en precario estado de salud, puesto que la cuerda que rodeaba su cuello le cortaba la respiración. Apenas estaba consciente, apenas se podía mover y apenas respiraba.

Uno de los agentes hizo lo posible y lo imposible por quitarle la cuerda que estaba tensa y apenas dejaba espacio para maniobrar. Cada vez que lo intentaba, más le cortaba la respiración. Su compañero lo sujetó para evitar que se moviese, pues comenzaba a tener convulsiones y estertores. En un momento dado, dejó de moverse, dejó de respirar y los ojos se le volvieron blancos. Y aunque parezca mentira, fue en ese momento cuando los agentes lograron cortar la cuerda y tras un par de minutos, lograron reanimarlo en parada.

Gracias a esa actuación, lograron salvar su vida. Al instante llegó el 061, que tras asistirlo en el lugar de los hechos, procedieron a su traslado al Hospital de Puerto Real donde se percataron de la rotura de los dos tobillos, una vértebra cervical, así como de las laceraciones en el cuello.

Tanto los agentes como el personal del 061 regresaron a sus quehaceres para terminar sus respectivos turnos y luego de vuelta a sus hogares, como cualquier otro día, aunque con la satisfacción del deber cumplido y con una pequeña mueca de orgullo al saber que gracias a ellos, un hombre sigue hoy con vida.

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